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España España · Jaén
Voto de JACHi:
8
Acción Barney Ross (Sylvester Stallone), Lee Christmas (Jason Statham), Yin Yang (Jet Li), Gunner Jensen (Dolph Lundgren), Toll Road (Randy Couture) y Hale Caesar (Terry Crews) y Billy (Liam Hemsworth), un nuevo colega, se vuelven a reunir cuando el señor Church (Bruce Willis) les encarga un trabajo aparentemente sencillo y muy lucrativo. Sin embargo, el plan se tuerce cuando un peligroso terrorista llamado Villain (Jean-Claude Van Damme) les ... [+]
11 de abril de 2013
5 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sí amigos, estos benditos carcas lo han vuelto a conseguir. De lo presuntamente descerebrado han sacado una propuesta inteligente; de lo extremedamente violento, han hecho algo divertido e incluso bello; de lo simple han logrado construir una obra de arte. Pues ya va siendo hora (lo lleva siendo en verdad mucho tiempo) de que este género se sitúe donde merece estar, fuera por fin de las reseñas negativas y despreciativas de los críticos profesionales. Y es que los susodichos críticos francamente están demasiado lejos de lo que es la realidad vanguardista, aunque ellos presuman precisamente de lo contrario. Si películas tan influyentes tanto en su género específico como en la cultura cinematográfica en general, del estilo de RAMBO, DEPREDADOR o JUNGLA DE CRISTAL han sufrido los injustos desaires de los intelectualetes de turno, para prestarle atención a la, a estas alturas, anónima cinta senegalesa, iraní o cubana (también) de turno, pues tan sencillo como que este colectivo no sabe ni en qué día vive. Lo siento por vosotros, muchachos, pero me temo que por mucho que os pese (me consta que os pesa, pero os jodéis, jaja) la peli que se ha sacaso Sylvester con dos pelotas resulta que es la auténtica vanguardia. Y lo es por montaje, por fotografía, por guión y por una serie de maravillas técnicas que convierten a esta a priori simplona cinta de tiros, explosiones, testosterona y cuerpos saltando en cachitos, en un nuevo y fresquísimo referente. Que por cierto, ha logrado que perdone a Simon West cagadas dolorosísimas (al menos, para mí) que cometiera antaño.

Señalado esto, que su talante jactancioso y a la vez simpático, el cual ha sido calificado por los críticos menos casposos y más abiertos como "auto-paródico" (expresión que no me gusta; en todo caso, sería más bien "auto-homenajeado"), ha demostrado que siempre hay algo nuevo que aportar, y que el sentido del humor, la acción desenfrenada y la exageración de todo aquello que en algún momento del pasado obtuvo algún éxito (peleas, patadas voladoras, chinos muriendo, duelos finales, malos malísimos, búsqueda de venganza, lluvia de disparos sin que el bueno sufra un solo rasguño...) no están reñidos en absoluto con la excelencia, la dignidad y, en definitiva, el trabajo bien hecho, podemos ponernos a analizar filosófica y artísticamente esta preciosidad.

Para empezar, y ahondando en lo que comentaba antes sobre el trabajo bien hecho, en efecto Sylvester & company se han puesto a hacer los deberes pendientes que tenían de la primera entrega de esta saga. Lo primero que había que hacer era limar los flecos y torpezas que se dieron en LOS MERCENARIOS 1, que a pesar de ellos seguía conservando su toque entrañable y entretenido. No obstante, había que buscarle un buena historia. De corte muy clásico (nada nuevo nos cuentan, eso es obvio) pero de firmeza narrativa, para que el espectador no se maree con los vayvenes de la caótica trama de la que adoleció la primera parte; luego, desechar lo que no haga falta o incluso estorbe. Porque francamente, la aportación del cadáver viviente que es desde hace tiempo Mickey Rourke fue del todo prescindible, así que fuera del plantel; a Jet Li sin embargo, al que tampoco vi yo en su ambiente junto a estos tipejos, le han honrado como se merece, y al menos le han dejado mantener dignamente el listón alto. En compensación, el fichaje de dos pesos pesados (y dos ligeros, pero igualmente compatibles) que ha provocado a los fans más idólatras el brote de lágrimas de emoción, sumado al 'expansion pack' de los insuficientes cameos de Schwarzenegger y Willis de la 1, convertidos en esta segunda parte en un "esturreo" cojonudo que, verdaderamente, logra que el reirse de uno mismo jamás haya resultado tan solemne; por último, encontrar un malvado digno de tan excelso elenco, asunto nada fácil, pues la cosa tendría que ser de un nivel, como mínimo, de un Michael Caine, de un Anthony Hopkins o de un Jack Nicholson (sin desmerecer a Eric Roberts, que también salvó la papeleta con cierta solvencia). Pues bien, y ahí es donde la peli saca sobresaliente ya sí que sí, colocando al (por siempre jamás) infravalorado Jean-Claude Van Damme en uno de los papeles por los que será recordado, redefiniendo el concepto de 'malote', y dando vida a un tipo que haría quedar a Josef Goebbles como una monja arrepentida. Lo único malo es que ahora, con el ansia como quien dice, pues estamos deseosos de que en la próxima entrega aparezcan los que se han quedado fuera de este rocambolesco Dream Team, y lo cierto es que son bastantes si nos ponemos a contar: Kurt Russell, Wesley Snipes, Steven Seagal, Dwayne Johnson, Val Kilmer, Ray Liotta, Vin Diesel, Denzel Washington, Casper Van Dien, Russell Crowe, Jackie Chan, Michael Dudikoff, Carl Weathers... Para mí resulta de lo más excitante ir descubriendo conforme se sucedan las secuelas quién más entra "a jugar!"

Casi lo terminó de perfilar en su JOHN RAMBO. Pero fue con LOS MERCENARIOS 2 que Sylvester Stallone ha perfeccionado esta nueva concepción de la acción. El exceso hecho poesía, vamos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
JACHi
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