Haz click aquí para copiar la URL
Voto de Ignacio Collado:
10
Drama Cuatro niños, hijos de distinto padre, viven felices con su madre en un pisito de Tokio, aunque nunca han ido al colegio. Un buen día, la madre desaparece dejando algo de dinero y una nota en la que encarga al hijo mayor que se ocupe de sus hermanos. Condenados a una dura vida que nadie conoce, se verán obligados a organizar su pequeño mundo según unas reglas que les permitan sobrevivir. Sin embargo, el contacto con el mundo exterior ... [+]
31 de agosto de 2014
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aunque parezca obvio, no había sido consciente hasta ahora, de la posibilidad de representación de un avión con una cruz. Una cruz y un avión pueden representarse igual, sobre todo en el dibujo básico o de un niño.

En un momento de la película, de esta sorprendente película, Akira encuentra a Saki ante un pequeño altarcito en el suelo de la calle con unos zapatitos de niña llenos de flores, un tarrito con incienso y un papelito con una cruz y unas palabras de recuerdo y despedida, (curiosamente, queriendo negar la existencia de Saki ante sus compañeras de colegio, diciéndole: no eres nadie).

“Me voy a hacer unos zapatos nuevos con el ala de tu sombrero”, canta Camarón en una sevillana. Zapatos del ala, de vuelo. Cuando después de meses en el apartamento sin salir, Akira decide sacar a sus hermanos a la calle, se ponen los zapatos que llevan meses sin usar. Es primavera y están los cerezos en flor. En esta extraordinaria excursión, después de correr de un lado para otro disfrutando de la primavera y la inaugurada libertad, se dedican a extraer semillas de flores de la calle y recoger tierra para plantarlas en la terraza de ese apartamento que se acaba de abrir para ellos al exterior.

Estos niños abandonados en la maleta-apartamento, en el vientre de una madre que no los deja salir y olvida a un mismo tiempo (una especie de anorexia maternal), saben que su supervivencia está en mantenerse unidos, pero no se trata tanto de la supervivencia vital, como de la simbólica (quizás esto solo se pueda contar, de forma tan contundente, desde oriente, que entiende el individuo como parte de un grupo), del árbol, que en la representación básica de un niño es una cruz con flores, un avión lleno de maletas felizmente hincado en la tierra, encarnado.

Abrazo del que toma akira el arquetipo Paterno

Entre los cuatro niños se reparten de forma instintiva los arquetipos para crear una estructura de representación familiar, que los sustente ante la ausencia. La más pequeña y por tanto la más necesitada, huérfana de los apoyos del consciente del que provee la madre, toma el papel de semilla, reuniendo la pareja: Akira y Saki en lo que creo una de las secuencias de boda (simbólica se entiende) más hermosas y sugerentes que recuerdo. Saki viste de Blanco y Akira en una secuencia anterior toma el bate de béisbol de la única figura paterna que aparece en la película (el entrenador) en un hermoso abrazo del que toma el arquetipo (como en la alternativa de un torero). Un poco antes la hermana le pregunta si está resfriado ante su cambio de voz. Cuando entierran la maleta al pie del aeropuerto, bajo el vuelo de los aviones-cruz se cogen la mano llena de tierra, la misma que mancha el vestido blanco al amanecer.

Akira y Saki se cogen la mano llena de tierra
Película repleta de mil detalles entregados al sentido con asombrosa delicadeza.
Feliz tierra-sangre, convocada largamente por la hermana, en forma de esmalte de uñas rojo.
Cuerpo fértil deseando dar cabida, sin miedo a ser abierto, en busca de la primavera.

http://buscandoelhilo.com/2014/05/nadie-sabe/
Ignacio Collado
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow