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118,713
Drama
En un elitista y estricto colegio privado de Nueva Inglaterra, un grupo de alumnos descubrirá la poesía, el significado del "carpe diem" -aprovechar el momento- y la importancia vital de luchar por alcanzar los sueños, gracias al Sr. Keating, un excéntrico profesor que despierta sus mentes por medio de métodos poco convencionales. (FILMAFFINITY)
25 de septiembre de 2017
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
La sensación que me quedó después de ver El club de los poetas muertos fue buena, pero solo a partir de la mitad de su duración; la primera parte la vi con expectación, pero también con cierta confusión producida al no ver claro que dirección va a tomar lo que vemos. Incluso al final tuve alguna duda, como si esa euforia con que se termina de ver, que ciertamente existe, contuviese alguna trampa que enturbiara el resultado; claro que estoy expresando una impresión, la mía, que es muy particular porque como yo lo veo solo lo vemos unos pocos, mientras que la gran mayoría la califican con altísimas puntuaciones. Viene al pelo comentar aquí, que ni las mejores películas se libran en FA de reseñas muy críticas, de esas que todo lo ven banal, inverosímil o aburrido y solo ven negro donde los demás ven blanco; pero lo normal es que sean pocas y con un tono de negatividad y resentimiento. Por eso me ha llamado la atención encontrar aquí reseñas muy críticas, sí, pero apoyadas en argumentos sólidos y razonados. ¿Quiere eso decir que El club de los poetas muertos, no merece la puntuación de que disfruta en FA? Yo, particularmente, creo que es una buena película, pero tengo que admitir que algunas cuestiones rebajan algo mi valoración.
Y para señalarlas, extracto la trama. En primer lugar creo que trata de un asunto algo forzado; yo entendería que un grupo de quinceañeros internos en un rancio y elitista “college” de Nueva Inglaterra, se dedicaran a cualquier cosa propia de su edad: bromas, novatadas, deportes, acoso a los más débiles, etc., a casi cualquier cosa, menos a tener una tremenda afición por la poesía. Pero aun admitiendo que esto pudiera ocurrir, la trama debería explicarnos como esa afición se va introduciendo progresivamente entre los alumnos, cosa que no hace porque ya el primer día, tras la ceremonia de ingreso, los implicados se apresuran a crear el club. Además, la chispa que prende el profesor de literatura (Robin Williams) se extiende sin tensiones, ni atisbo de oposición, todos se embarcan con facilidad pasmosa, asumiendo sin rechistar las tesis del profesor, y animados por sus consignas (carpe diem: disfruta el presente); así, fruto de la euforia subsiguiente los chicos acaban participando en actitudes extremas y temerarias.
Y para señalarlas, extracto la trama. En primer lugar creo que trata de un asunto algo forzado; yo entendería que un grupo de quinceañeros internos en un rancio y elitista “college” de Nueva Inglaterra, se dedicaran a cualquier cosa propia de su edad: bromas, novatadas, deportes, acoso a los más débiles, etc., a casi cualquier cosa, menos a tener una tremenda afición por la poesía. Pero aun admitiendo que esto pudiera ocurrir, la trama debería explicarnos como esa afición se va introduciendo progresivamente entre los alumnos, cosa que no hace porque ya el primer día, tras la ceremonia de ingreso, los implicados se apresuran a crear el club. Además, la chispa que prende el profesor de literatura (Robin Williams) se extiende sin tensiones, ni atisbo de oposición, todos se embarcan con facilidad pasmosa, asumiendo sin rechistar las tesis del profesor, y animados por sus consignas (carpe diem: disfruta el presente); así, fruto de la euforia subsiguiente los chicos acaban participando en actitudes extremas y temerarias.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Pero la chispa la enciende uno de los más prudentes (Ethan Hawke), que se enfrenta a la autoridad paterna en un conflicto padre-hijo anterior al ingreso en el colegio y, por tanto, previo a la influencia del docente. La posición rígida e intolerante del padre, que desea un hijo médico en vez de actor, que es lo que éste quiere, lleva al hijo a la única salida que ve aceptable, al suicidio. Ante el escándalo, el colegio elude su responsabilidad, trasladándola a los métodos del profesor de literatura, que supuestamente habría alentado las aspiraciones del chico. Reo de ese comportamiento irresponsable, el profesor es inmediatamente despedido. Los demás miembros del grupo, que egoístamente delatan ante el director la heterodoxia del profesor (para no ser expulsados), le despiden luego con un gesto emotivo, aunque inútil, de solidaridad.
Esta es la trama y mis dudas derivan de su contenido. No sé si colocar la poesía como materia foco del conflicto es creíble o, al menos, mínimamente interesante; también dudo si el ambiente colegial no estará excesivamente idealizado, ni si las peculiares teorías de un profesor de literatura pueden pesar tanto en el talante de los estudiantes; como también dudo si no habrá cierta manipulación de guionista y director con los sentimientos de unos espectadores lógicamente afectados por situaciones muy en el límite entre lo conmovedor y lo sensiblero; véase si no como exclaman: ¡Oh, Capitán! ¡Mí Capitán!, dirigiéndose al profesor con un entusiasmo propio de reclutas enardecidos por un sargento manipulador. Esas eran mis dudas al final aunque, pese a ellas, debo decir que me ha gustado y me lo he creído, y lo único que pasa es que ese rescoldo ha servido para que le ponga un 7, en lugar de un 8, un 9, o incluso, un 10, que es lo que han votado los que han absorbido la historia sin dudas ni vacilaciones.
Esta es la trama y mis dudas derivan de su contenido. No sé si colocar la poesía como materia foco del conflicto es creíble o, al menos, mínimamente interesante; también dudo si el ambiente colegial no estará excesivamente idealizado, ni si las peculiares teorías de un profesor de literatura pueden pesar tanto en el talante de los estudiantes; como también dudo si no habrá cierta manipulación de guionista y director con los sentimientos de unos espectadores lógicamente afectados por situaciones muy en el límite entre lo conmovedor y lo sensiblero; véase si no como exclaman: ¡Oh, Capitán! ¡Mí Capitán!, dirigiéndose al profesor con un entusiasmo propio de reclutas enardecidos por un sargento manipulador. Esas eran mis dudas al final aunque, pese a ellas, debo decir que me ha gustado y me lo he creído, y lo único que pasa es que ese rescoldo ha servido para que le ponga un 7, en lugar de un 8, un 9, o incluso, un 10, que es lo que han votado los que han absorbido la historia sin dudas ni vacilaciones.