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Voto de CarlosDL:
8
27 de agosto de 2013
10 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Escoge bien entre la variedad de zumo de cebada que puedas degustar, descubre una cerveza diferente y arrástrala al frigorífico y de este, a tu mano. Chapa fuera, delicado vertido en un selecto vaso, intenso aroma y gran cuerpo, pueden ser su presentación. La densa espuma llegará hasta el borde del vaso, algún poso en el fondo y todo un placer por disfrutar. De todo podemos encontrar en la inmensa mayoría de cerveza poco comercializada.
Podríamos decir que lo mismo ocurre con el cine independiente. Indaga, déjate llevar por la curiosidad, busca algo diferente y atrévete a catarlo. El inicio derramará una historia en tu pantalla y esta tomará una forma. Los personajes serán lo primero que veas, pero siempre quedará algo por debajo para sorprenderte y hacerte disfrutar. Así es 'Drinking Buddies'; de su calidad de corte independiente surge mi admiración por cómo me ha captado una película que puede parecer densa, pero que es sumamente delicada.
En su sencillez radica su magia, mientras que en la solvencia y naturalidad de sus personajes aparece el principal aliciente de un drama con toques de comedia borracha y enamorada de la cerveza. No hay conversaciones memorables, ni diálogos extremadamente complejos. Tampoco es una historia que lleve a reflexiones demasiado trascendentales. Es decir, no te va a freír el cerebro. Pero todo ello hace que se convierta en una película creíble y real que saborearás con mucho gusto y con la que simpatizarás en más de un momento.
La manera en la que los actores se toman una cerveza, otra, otra, y otra más sin inmutarse y dando rienda a sus interpretaciones desenfadadas hace que la película sea más sencilla de catar por un público que puede asustarse por un primer trago algo rudo. Son detalles -aquellos posos de calidad- los que nos harán identificarnos con situaciones concretas o con referencias algo más ocultas que llenan la película. Los detalles que hacen construir las vivencias y de los que aprenden los protagonistas, aquellos que no nos son tan ajenos en los juegos que tratamos día a día.
La película transcurre con cierta calma, pero gusta más a cada trago hasta llegar a ese último que tanto miedo da y tanto influye en la valoración final. Sí, al igual que en las cervezas, todas las babas han ido cayendo hasta el final (cosa no demasiado agradable), todo el peso de la película ha ido descendiendo hasta el culo del vaso y es hora de acabar con él. ¿Lo bueno? Os dejará un sabor de boca excelente. Sorprendente y auténtico como pocas cervezas lo hacen.
¿Os apetece un trago de algo independiente? Os aseguro que esto está bien fresco.
Podríamos decir que lo mismo ocurre con el cine independiente. Indaga, déjate llevar por la curiosidad, busca algo diferente y atrévete a catarlo. El inicio derramará una historia en tu pantalla y esta tomará una forma. Los personajes serán lo primero que veas, pero siempre quedará algo por debajo para sorprenderte y hacerte disfrutar. Así es 'Drinking Buddies'; de su calidad de corte independiente surge mi admiración por cómo me ha captado una película que puede parecer densa, pero que es sumamente delicada.
En su sencillez radica su magia, mientras que en la solvencia y naturalidad de sus personajes aparece el principal aliciente de un drama con toques de comedia borracha y enamorada de la cerveza. No hay conversaciones memorables, ni diálogos extremadamente complejos. Tampoco es una historia que lleve a reflexiones demasiado trascendentales. Es decir, no te va a freír el cerebro. Pero todo ello hace que se convierta en una película creíble y real que saborearás con mucho gusto y con la que simpatizarás en más de un momento.
La manera en la que los actores se toman una cerveza, otra, otra, y otra más sin inmutarse y dando rienda a sus interpretaciones desenfadadas hace que la película sea más sencilla de catar por un público que puede asustarse por un primer trago algo rudo. Son detalles -aquellos posos de calidad- los que nos harán identificarnos con situaciones concretas o con referencias algo más ocultas que llenan la película. Los detalles que hacen construir las vivencias y de los que aprenden los protagonistas, aquellos que no nos son tan ajenos en los juegos que tratamos día a día.
La película transcurre con cierta calma, pero gusta más a cada trago hasta llegar a ese último que tanto miedo da y tanto influye en la valoración final. Sí, al igual que en las cervezas, todas las babas han ido cayendo hasta el final (cosa no demasiado agradable), todo el peso de la película ha ido descendiendo hasta el culo del vaso y es hora de acabar con él. ¿Lo bueno? Os dejará un sabor de boca excelente. Sorprendente y auténtico como pocas cervezas lo hacen.
¿Os apetece un trago de algo independiente? Os aseguro que esto está bien fresco.