Que en una comedia de 1923 se aúnen todos los componentes de una obra maestra es mérito del mismo Harold Lloyd. En "El hombre mosca" encontramos todo lo indispensable para reírnos, angustiarnos, ver lo que se puede hacer por amor, sufrir con el suspense de no saber si caerá al vacío...

Lloyd es un joven que sale del pueblo en busca del éxito necesario para poder casarse con su novia, Mildred. Aunque trabaja duro, lo poco que gana lo gasta en comprarle regalos a su amada mientras le escribe cartas en donde le dice que va prosperando. Ella lo visita a Los Ángeles y él, haciéndose pasar por administrador general de unos grandes almacenes, la convence para que se casen pronto. Tiene que ingeniar algo para ganar dinero pronto. Y lo consigue: escalar un edificio de 12 plantas para hacer publicidad a los almacenes en donde trabaja y así conseguir 1000 dólares. Pero la escalada no será nada fácil.

Nos mostrará cosas cotidianas de otras épocas y de esta: unos clientes tocapelotas que vienen a pedir cosas después de haber cerrado, la masificación en las ciudades (tranvía), la locura de las rebajas, el borracho que bebe marca ACME... Hilarante y fundamental obra de arte que en nada cumplirá nada menos que 90 años.