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Voto de Sergio Berbel:
4
Thriller El inspector Manuel Bianquetti se ve forzado a aceptar un traslado a la comisaría de Cádiz. Su tranquilidad inicial se verá rota por el hallazgo del cadáver de una joven que le recordará un pasado que le atormenta. Pese a la oposición de sus superiores, Bianquetti emprenderá una cruzada solitaria para atrapar al culpable, siguiendo unas evidencias que podrían ser fruto de su imaginación. Su vecina, una frágil enfermera acosada por su ... [+]
24 de mayo de 2024
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Juan Miguel del Castillo a la dirección y Natalia de Molina a la interpretación dejaron nuestro cine consternado y entregado con esa magistral cinta, referencia ineludible del cine social, titulada “Techo y comida”. El nivel de calidad alcanzado por este tándem hacía presagiar lo mejor en la segunda ocasión en la que volvían a coincidir. Nada más lejos de la realidad. “La maniobra de la tortuga” es el enésimo thriller (el género nos sale ya por las narices y no soporto ni uno más) con los mismos cánones trillados, el mismo guión de siempre, similares personajes de cartón piedra, idénticos giros y los mismos bostezos (acompañados de alguna cabezada en esta ocasión). Es infame de por sí, con mucho menos compromiso social del que aparenta a simple vista y, cuando tuerce a convertir a su protagonista masculino en superhéroe de cómic a base de reparto de puñetazos, se convierte en ridículo y de vergüenza ajena.

Todo procede de un despropósito de guión del propio Juan Miguel del Castillo y José Rodríguez, adaptando la novela homónima de Benito Olmo que obviamente no estoy interesado en leer. Es cierto que hay una parte del film salvable, la que tiene que ver con la descripción del miedo atroz que sufre el personaje de Natalia de Molina (ella siempre es diosa incluso cuando todo lo que la rodea no acompaña, como en este caso) y cómo esa causa del miedo va evolucionando a lo largo del metraje de este film. Es esa tesitura la que lo sostiene mínimamente y la que me despierta de una siesta continua motivada por un sopor inabarcable que me produce otro thriller más, otro idéntico entre dos millones con los que se nos castiga por tierra, mar y aire, sea en literatura, en cine o en series. Todo es thriller policiaco a nuestro alrededor en los últimos años y algunos ya nos rendimos y gritamos “¡Basta!”.

El policía alcoholizado y conflictivo que arrastra una tragedia personal que trata de curar metiendo las narices en una investigación que no le corresponde nos reaparece una vez más. ¿En serio? Sí, otra vez. Es por eso por lo que calificaría la cinta con un cero absoluto, pero… es ese personaje y es Natalia de Molina la única forma de rescatar el film del basurero donde debería estar por derecho propio.

Sus 99 minutos se hacen largos, larguísimos, eternos. Y la dirección de Juan Miguel del Castillo resulta rutinaria y lánguida, plagada de lugares comunes y aburrida, como todo en esta cinta, salvo Natalia de Molina. Tampoco me transmite nada la demasiado discreta música de Xavier Font ni me gusta la fotografía feista-naturalista de Gina Ferrer.
Sergio Berbel
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