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Polonia · Terrassa
Voto de Taylor:
37,499
Aventuras. Drama. Bélico. Romance
Año 1939. Lady Sarah Ashley (Nicole Kidman) es una aristócrata inglesa frívola y superficial. Un matrimonio sin amor y sin hijos le ha privado de todo lo que que no sea su cuadra de caballos. Convencida de que su marido le es infiel, Sarah viaja desde Londres hasta Darwin, en Australia, para enfrentarse con él. Su guía, Drover (Hugh Jackman), es un ganadero tan tosco como refinada es Sarah. La profunda antipatía que se profesan se ... [+]
19 de febrero de 2009
32 de 44 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tengo un dilema.
¿Es éticamente reprobable puntuar una peli con cerca de 170 minutos de metraje habiendo visionado tan sólo algo más de media hora?
Probablemente, sí, pero en casos así -con perdón- suelo pasarme la ética por el forro de los cojones. Permitid, entonces, que me comporte como lo haría cualquier repelente gourmet y os explicaré por qué rechazo de forma rotunda e irrevocable tan nauseabundo caldo.
Tratándose de un vino caro, elegantemente embotellado, resulta inadmisible y a la vez indignante que se muestre tan expresivo e intenso en copa como repulsivo y peleón en boca. Sus notas a “Lo que el viento se llevó”, “La reina de África” o “Memorias de África” son tan lejanas e impostadas que establecer cualquier sinergia con ellas se me antoja sencillamente delirante. Algo así como su buqué. Tan complejo como trazar una o con un canuto. Pero lo mejor es su retrogusto. Cualquier emético purgante que se os ocurra describiría a la perfección sus fatídicos efectos.
¿Merece la pena seguir degustando un brebaje tan inmundo?
Minuto 35. STOP.
Un almax y a la cama.
Felices sueños.
¿Es éticamente reprobable puntuar una peli con cerca de 170 minutos de metraje habiendo visionado tan sólo algo más de media hora?
Probablemente, sí, pero en casos así -con perdón- suelo pasarme la ética por el forro de los cojones. Permitid, entonces, que me comporte como lo haría cualquier repelente gourmet y os explicaré por qué rechazo de forma rotunda e irrevocable tan nauseabundo caldo.
Tratándose de un vino caro, elegantemente embotellado, resulta inadmisible y a la vez indignante que se muestre tan expresivo e intenso en copa como repulsivo y peleón en boca. Sus notas a “Lo que el viento se llevó”, “La reina de África” o “Memorias de África” son tan lejanas e impostadas que establecer cualquier sinergia con ellas se me antoja sencillamente delirante. Algo así como su buqué. Tan complejo como trazar una o con un canuto. Pero lo mejor es su retrogusto. Cualquier emético purgante que se os ocurra describiría a la perfección sus fatídicos efectos.
¿Merece la pena seguir degustando un brebaje tan inmundo?
Minuto 35. STOP.
Un almax y a la cama.
Felices sueños.
