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España España · Madrid
Voto de OsitoF:
5
Thriller. Acción. Drama Erin Bell (Nicole Kidman) trabajó en su juventud como policía encubierta en una peligrosa banda del desierto de California. Su incursión en el mundo de la mafia tuvo consecuencias fatales para su mente de las que cree haberse recuperado. Sin embargo, cuando el líder de la banda vuelve a dar señales de vida, Bell sufre una odisea moral y existencial. La única solución para olvidar sus fantasmas pasa por retomar el contacto con viejos ... [+]
4 de noviembre de 2020
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Destroyer” tiene una fuerte componente de thriller policíaco, aunque más como envoltorio y ambientación de una historia personal de venganza servida en un plato frío, muy frío que recae sobre las anchas espaldas (cinematográficas) de Nicole Kidman. Aunque lo más llamativo, su principal reclamo, con lo que se queda la gente, es la ultracaracterización de Kidman para convertirse en un personaje estropeado por la edad, las adicciones y el rencor su gran punto fuerte es un narración desestructurada a base de flashbacks grandes y flashbacks pequeños, con flashbacks dentro de los flashbacks, con las que es capaz de contar de manera comprensible dos historias en paralelo sin, no solo no perder el hilo en ningún momento, sino de generar las dosis de intriga justas para que el espectador lamente y agradezca por igual los saltos de contexto que por un lado le dejan con la miel en los labios y por otro le dan más pistas de la otra trama.

Con esos elementos (Kidman, varias tramas interesantes, buena narración) “Destroyer” discurre holgadamente entre el bien y el notable. Aunque se percibe cierta simpleza en el desarrollo de la parte policíaca, con una cadena de acontecimientos muy sencilla en la que interrogar al sujeto A conduce a la pista B que lleva sin problemas al sospechoso C que casualmente deja caer que la clave está en D, la ejecución es buena y nos sumerge en un ambiente tan intrigantemente sórdido que no termina suponiendo un gran problema. Tampoco me termina de convencer la caracterización de Kidman, innecesaria, artificiosa y probablemente encaminada a atraer admiración por su sacrificio alimenticio y resistencia al maquillaje y construir uno de esos papeles que aseguran nominaciones a premios y reseñas. No queda natural y quita credibilidad al personaje, porque sabes que debajo de todas las capas está Nicole disfrazada. A veces, menos es más.

Pero lo peor es su estrepitoso bajón final. No sé quién fue el genio que tuvo la idea de cascar el gran giro cuando aún quedaban treinta minutazos de película, pero hablar de pretenciosidad es quedarse corto para describir un trance final que podría firmar perfectamente Terence Mallick y para el que no se me ocurre otra explicación que una errónea apreciación de que habían quedado cabos sueltos por atar. Y vaya si los ata. Tres veces con cuádruple lazada cada uno… total para nada, para hacer un nudo ciego que cuenta algo sin interés de una manera arrítmica que no se parece en nada a lo que hemos visto la hora anterior. Un sorprendente anticlímax brutal que deja “Destroyer” con un simple aprobado raspado.
OsitoF
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