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España España · Madrid
Voto de OsitoF:
1
Drama. Intriga. Romance Ana (Manuela Vellés) y su mejor amiga Linda (Bebe) comparten el piso que una mecenas de jóvenes talentos tiene en Madrid, y donde también se refugian otros aspirantes a artistas, entre ellos un chico saharaui y un anglosajón. Antes de llegar a la capital, Ana vivía con un padre hippy, en Ibiza, donde trabajaba de camarera. (FILMAFFINITY)
17 de noviembre de 2008
38 de 49 usuarios han encontrado esta crítica útil
Julio Médem es de esos directores que, en lugar de hacer películas con lo que demanda la gente (no, por Dios, que eso es muy yanqui y muy vulgar) prefiere culturizarnos con un reflejo metafórico de sus paranoias. Porque quiero pensar que toda la milonga de Ana y sus vidas es la expresión cinematográfica de un cuento personal y que no ha habido un trabajo real de escribir una película en serio, porque entonces estaríamos hablando de una estafa con alevosía.

Ana es caótica. Y fálica, y erótica, y se desnuda tantas veces como se lo pida Julio Médem, y pinta chuminadas en las paredes, y sueña, y la hipnotizan... En fin, lo que cabía esperar: un revoltijo de diálogos que no llevan a ninguna parte en medio de poéticas e inútiles escenas retocadas digitalmente. Todo tan bello como intrascendente. El único que tiene claro el concepto es Julio Médem: "España es gilipollas y va a ir a ver cualquier truño que se me ocurra". Y, si de casualidad se les ocurre pasar de la peli, pos no pasa nada porque ahí están las subvenciones para evitar tener que dedicarme a otra cosa (como por ejemplo ganarse el pan honestamente con el sudor de su frente).

"Caótica Ana" está llena de defectos, pero no se merece que gaste palabras en describirlos. Me quedo simplemente con los dos más llamativos: a) es un truño infame y b) los actores. Manuela Vallés, la protagonista, tiene dos únicos recursos interpretativos, desnudarse y poner mirada de loca; el hipnotizador tiene la misma expresividad que Monchito, el muñeco de Jose Luis Moreno, pero habla peor; hay un tío que se pasa en pelotas toda la película y que salía en "Un Paso Adelante"; al novio saharaui se le nota que está leyendo incluso las frases de tres palabras... vamos, que sería como para mear y no echar gota de no ser porque afortunadamente Julio Médem ha decidido contar con Bebe, posiblemente la única mujer capaz de compaginar música y cine desde Barbra Streisand, para elevar el nivel interpretativo del asunto. Su repertorio de matices y habilidades es sólo comparable a su absoluta falta de inteligibilidad en lo que dice. No entendí NADA, ni una frase en toda la película. Bueno sí en un arranque filosófico consiguió pronunciar de manera simiescamente semicompresible una sentencia memorable: "Nosotras (las mujeres) somos putas y ellos (los hombres) violadores". Ahí es nada. Por supuesto, el colectivo feminista y los ministerios de Cultura e Igualdad, tan susceptibles para lo que les conviene, han mantenido una exquisita neutralidad al respecto.

Nivel de truño: truño fatal. Lo mejor de todo, el final. Colorista, grandioso e inolvidable. Ojo, no me refiero al final de la historia, si no al momento en el que sobre un cuadro superhortera empiezan a aparecer los créditos y se confirma que las casi dos horas de sufrimiento han terminado... La sensación de alivio en ese momento es indescriptible.
OsitoF
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