Desde los tiempos de “Machete” no fui testigo de un rollo semejante. Insufrible diría yo y hasta incluso desagradable esta película de Alex de la Iglesia, que desde el “Día de la Bestia” no levanta cabeza. Y ya ha llovido desde entonces, pues cada trabajo de este hombre es cada vez peor si cabe, no se como lo consigue, pero su espiral de desaciertos va en aumento. Quizás con los “Crimenes de Oxford” mantuve cierta esperanza de que todo esto cambiara, pero por lo visto ha sido una vana esperanza.
La película no hay por donde cogerla, pues ya ni siquiera trabaja con actores más o menos fiables, elige al menda de “La Hora Chanante” y adelante que todo vale. Pero los demás actores tampoco van a la zaga parece como que ni se esforzaran, ¿también ellos creen que el guión no vale para nada?. Lo peor de todo, que este director tenga cierto nombre dentro del mundillo del cine español, así nos va. Como tantos otros que hace tiempo enterraron su talento para hacer autenticas medianías, todas subvencionadas, dinero fácil, así es la ley del mínimo esfuerzo. Así es esta balada de triste visionado.