Haz click aquí para copiar la URL
España España · Barcelona
Voto de Eduardo:
10
Drama Cleo (Yalitza Aparicio) es la joven sirvienta de una familia que vive en la Colonia Roma, barrio de clase media-alta de Ciudad de México. En esta carta de amor a las mujeres que lo criaron, Cuarón se inspira en su propia infancia para pintar un retrato realista y emotivo de los conflictos domésticos y las jerarquías sociales durante la agitación política de la década de los 70. (FILMAFFINITY)
16 de diciembre de 2018
29 de 53 usuarios han encontrado esta crítica útil
He dejado transcurrir varios días antes de escribir esta crítica, para que todo el caudal de sensaciones y emociones que me asaltaron durante el visionado de la película se sosegara, sedimentara y me permitiera contemplarla con cierta lejanía. Decir que Roma es lo mejor del año, en dura competencia con Cold War, ya es un tópico, pero aún así aquí lo dejo negro sobre blanco. Y en prístino B&N son ambas obras, las dos arrancadas de las entrañas de sus realizadores, de sus recuerdos infantiles, de sus experiencias cuando la vida era nueva a cada instante. Cuarón llevaba décadas alimentando su pasión por esta historia, un caudal de recuerdos de su niñez en el exclusivo barrio de Roma, México D.F. En su afán por reproducir con la mayor exactitud posible una época y un país, ha rodado en el mismo barrio, en la misma casa, recuperado los muebles desperdigados entre otros miembros de la familia, reconstruido en un set la manzana del cine, el cine en el que pasó tantas horas y que puso las bases para su futura carrera. Cuando los chicos están viendo Atrapados en el espacio (Marooned, John Sturges, 1969), vemos un fragmento que Cuarón guardó en su memoria para reproducirlo en Gravity, y tras acabar la proyección de La gran juerga, tiene lugar un hecho capital para la historia.
Me sorprendí en diversas escenas con los ojos húmedos, set pieces gigantescas, descomunales, portentosas. Véase la escena de la matanza de estudiantes, la escena del parto, la escena del oleaje. En su Amarcord, Fellini apostó por el sexo y el humor, teñido de ternura, para construir su obra maestra indiscutible, que giraba en torno a sus años adolescentes en su Rímini natal. Cuarón centra la narrativa en la tata, un personaje que forma parte de la familia y que fue de capital importancia en esos años decisivos, y a la cual dedica la película. La historia de la tata es indisociable de la historia de esa familia cuarteada tras la desaparición del padre en busca de una nueva vida. Parece que no suceda gran cosa a lo largo del metraje, pero ocurren cosas terribles y otras más dulces, más propias de la niñez. Los personajes son auténticos, de carne y hueso, todas las situaciones son creíbles, las hemos vivido de cerca, son páginas de la vida. Cuarón no emplea actores profesionales, con la excepción de Marina de Tavira, lo cual suma credibilidad a las imágenes. En las escenas del hospital, por ejemplo, los actores son médicos y enfermeras de la propia institución, que actúan con una naturalidad sorprendente, como si estuvieran rodando un documental sobre su vida cotidiana.
Cuarón maneja él mismo la cámara con una maestría asombrosa, crea imágenes tan aterradoras como el momento del terremoto (da la impresión de que estás en ese edificio), los policías esperando el momento de cargar contra los manifestantes, la surrealista secuencia de los aprendices de artes marciales, futuros asesinos de extrema derecha, el mar embravecido de olas vertiginosas. Como dice mi admirado Carlos Boyero, "todo en esa película extraordinaria transmite verdad y complejidad, atributos del gran cine".
Para abundar en la controversia, no me siento muy predispuesto a permitir que las grandes empresas de streaming se adueñen del cine, pero si es preciso Netflix para producir obras de este fuste, inclinaré la cabeza y aceptaré la inevitable transformación de un arte, confío, inmortal. No os perdáis Roma por nada del mundo.
Eduardo
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow