Tenemos un problema con Eros. El problema consiste en adjudicarle una puntuación. Al final me he decidido por una sencilla operación aritmética: un 4 para el primer episodio, más un 5 para el segundo, más un 9 para el tercero, total 18, entre 3 = 6. El primer episodio supone la última obra cinematográfica de Antonioni, y menuda despedida. Está basado en una novelita suya, y no tiene ni pies ni cabeza, aunque sí dos señoritas en pelota picada que hacen monerías junto al mar y se pasean de un lado a otro mostrando sus encantos. Se ve que el maestro todavía se emocionaba con la visión de las carnes. El segundo es un chiste dilatado a costa del psicoanálisis que Soderbergh rueda con el concurso de dos actores superlativos, aunque es Arkin el que se lleva la palma en su papel de psicoanalista rijoso. Echas una carcajada, y punto. Y el tercero es el que justifica el visionado de esta película (en Estados Unidos y Hong Kong se exhibía en primer lugar, por motivos que escapan a mi comprensión). Aunque no soy un rendido admirador de Wong Kar Wai, este fragmento de 48 minutos me parece casi una obra maestra de sensibilidad e inteligencia. Podría verse perfectamente prescindiendo de los diálogos, leyendo en la trémula belleza de la sin par Gong Li todos los sentimientos que desfilan por su rostro, desde la prepotencia y el orgullo, a la autoconmiseración y la ternura. Chang Chen le da la réplica con otra interpretación de largo alcance, y juntos despliegan y sostienen este poema en imágenes titulado "La mano". De lo mejor que he visto últimamente. Por lo tanto, haced lo que os dé la gana (hasta podéis ver los episodios cambiados de orden), pero no os perdáis el sketch de Wong Kar Wai.