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España España · Madrid
Voto de Charles:
6
Terror. Fantástico Tras 18 años en Estados Unidos, el hijo de un noble inglés regresa a la mansión de su padre en Gales. Una noche en compañía de dos vecinas acude a un campamento zíngaro para visitar a una adivina y son atacados por un lobo. El hombre resulta herido y su vida empezará a cambiar cuando teme ser el responsable de las muertes que desde ese momento se van produciendo en la localidad. (FILMAFFINITY)
21 de marzo de 2018
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Lawrence Talbot, el rico heredero de una larga tradición familiar, no es más especial que cualquier otra persona.
También él se ha visto arrasado por los fantasmas del arrepentimiento y el rechazo, también él ha sufrido de raíces familiares quebradas y metas no alcanzadas.
Su rasgo distintivo, si tuviera alguno, es ser como cualquier otro, e intentar permanecer así.

Porque esta no es la historia de un solo monstruo, como su título podría dar a entender.
No, este es el retrato de una comunidad monstruosa, de hábitos violentos y sinsentidos soterrados: padres que niegan a sus hijos, hombres que acosan sus objetos de deseo, mujeres que se dejan seducir habiéndose prometido y ejecutores de la ley cuidando el orden en los tranquilos pantanos.
Larry Talbot pasa a transformarse en lobo cuando la luna se refleja en su mirada, pero no le hemos considerado monstruo mucho antes, cuando a Gwen a través de un telescopio observaba (en vez de admirar el firmamento, amarga ironía que luego eso vaya a ser su tormento).

Visto así, el lobo hombre no es el cazador de ningún lado: sólo es la presa, el animal herido, el que huye y se refugia de personas que le superan en crueldad y fealdad.
Los gitanos que guardan su maldición parecen los únicos despiertos en un pueblo de adormecidos, los que aún conservan cierto miedo por la superstición en vez de utilizarla como excusa para una noche de diversión.
Sólo hay que contrastar el calmado semblante de Bela Lugosi, la tranquila cara de quien se sabe condenado, con el miedo irracional del heredero Talbot a convertirse en esa bestia que todos temen.
Qué duro debe ser, intentar no sobresalir y pasar a ser el perseguido.

La persona que puede ser un lobo nunca fue pura de corazón pero, extrañamente, hay cierto orden natural en que el pelo decreciente descubra una víctima, y no otro verdugo que dice ser buen hombre.
Es curioso que sea la plateada luna la que descubra animales, y un plateado bastón el que decida cuál de ellos debe morir.
Charles
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