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España España · Madrid
Voto de Charles:
7
Fantástico. Comedia. Aventuras A Kevin, un chico con una imaginación desbordante, una noche lo despierta un grupo de enanos que sale de su propio armario. Estos personajes eran antiguos criados del "Ser Supremo", pero, cansados de trabajar para él, decidieron robarle un mapa para poder viajar a través del tiempo y del espacio con la intención de robar grandes tesoros en distintas épocas. Además, sus viajes les han permitido conocer a diversos personajes históricos: ... [+]
30 de abril de 2017
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pasa una cosa con 'Los Héroes del Tiempo'.
Para ser una película que derrocha magia e imaginación... no tiene ningún reparo en contarte que eso mismo muchas veces es mierda ridícula y decepcionante.
Que alguien nos puso en este universo por reírse un poco, y podemos creernos especiales o afortunados, pero a la larga, probablemente cuando seamos adultos, acabaremos formando parte de esa misma capa de mierda intrascendente.

Kevin, el protagonista, por otro lado, todavía no es parte de ella.
Él sigue concentrándose en un libro frente al televisor, mantiene activa su inquieta curiosidad y el desorden de su habitación parece una defensa contra las rígidas normas que tiene que acatar fuera de ella.
Pero eso es porque Kevin "sufre" una condición extraordinaria: todavía es un niño, que se maravilla ante lo magnífico y presta atención a lo pequeño. Que sigue esperando a un caballero artúrico que cruce su habitación destrozando las puertas de su armario, que no se duerme sin esperar las cosas mágicas que puedan pasar en la medianoche.

'Los Héroes del Tiempo' supone una defensa sostenida de la capacidad de asombro infantil: nunca habrá una situación que a Kevin no le parezca extraordinaria, mientras somos capaces de apreciar cómo los adultos la vuelven ordinaria, algo que se transmite incluso a sus enanos compañeros de viaje.
Pero igualmente Kevin no se deja avasallar, él sí se quedaría escuchando a un cómico Napoleón Bonaparte obsesionado con su altura, o con un patético Robin Hood que domina el bosque de Sherwood con más estupidez que valentía. Ajeno a las intrigas del cosmos y los viajes en el tiempo, para él todo es hermoso y especial, mientras que los adultos de todas las estaturas solo piensan en el beneficio inmediato.
Asoma, sin embargo, una excepción en su viaje: el bondadoso Agamenón con el porte de Sean Connery, que le acoge en su séquito como un igual al que enseñar, casi la sombra de un buen padre que nunca ha conocido. Pero, incluso en la fantasía, el show debe continuar, por mucho que el recuerdo se pueda quedar.

El Señor de la Oscuridad tiende sus trampas en el camino del grupo para hacerse con el mapa temporal que tienen, y en sus maneras, más allá del soberano tenebroso que es, vemos el mismo patrón: otro adulto codicioso que desprecia las maravillas del universo, como si fueran algo que poseer y no que descubrir.
Al final va a ser ese el problema, que cuando crecemos nos tomamos la existencia tan en serio que nos creemos que se sale vivos de ella, y que en realidad no estamos en la fantástica chapuza de algún Ser Supremo al que todavía le faltan muchos arreglos que hacer al universo.

Claro que en el fondo no importa: la mente infantil no necesita que el universo tenga sentido, porque ya lo busca ella sola, haciendo y deshaciendo, mezclando e inventando, en un claro paralelismo con los juegos que desarrollamos en nuestros primeros años, y desgraciadamente abandonamos (demasiado) poco después.
La telebasura, el aburrimiento, la ignorancia, la muerte y el paso del tiempo... todos ellos son nuestro Señor Oscuro, y carecen de verdadero poder cuando lo pensamos bien.

Por suerte, la fantasía es como esta película: extraña, deliciosamente absurda y eterna.
Si la dejamos, aún podemos soñar conque un grupo de enanos vendrá a buscarnos a través de un portal.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Charles
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