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España España · Madrid
Voto de Charles:
6
Aventuras. Acción. Ciencia ficción El agente secreto James Bond recibe la orden de localizar la nave espacial Moonraker, que ha desaparecido misteriosamente. Sus primeras pesquisas lo llevan a seguir al millonario Hugo Drax, el constructor de la nave. Tras ser capturado por Drax, Bond descubre que el villano posee una base de lanzamiento de cohetes espaciales con los que se propone esparcir un gas tóxico que acabe con la vida terrestre, pero ésta no es más que la primera ... [+]
2 de diciembre de 2015
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Solo se puede decir: bendito absurdo.
Bond destrozando el reloj de la plaza de San Marcos tras tirar a un samurái por él o una academia de astronautas vestidas con apenas dos tiras de papel son dos de las cosas que luchan constantemente por el más chiflado todavía en esta historia.
Si el mundo es así, que suerte que ahora 007 está aquí.

'Moonraker' es la escalada de lo espectacular, y no le puede importar menos hacer el ridículo.
Solo con la balada que compara a un hombre con una nave espacial ya nos podemos hacer una idea: Bond vuelve a lo que mejor sabe hacer, y de nuevo le acompañan sus bellísimas musas con el malo malísimo en una guarida estrafalaria.
Aunque esta vez, en consonancia con los tiempos, el agente secreto se iba al espacio, no vaya a ser que las andanzas en una galaxia muy, muy lejana le comieran en el imaginario colectivo.

Pero sorprendentemente, esta historia transcurre gran parte con los pies en la tierra.
Claro que en la tierra soñada de la más pura evasión, donde Venecia y Río de Janeiro sirven de escenario para un intriga internacional que mezcla millonarios con ansias de grandilocuencia, naves espaciales robadas, preciosas agentes y dientes de metal.
Sí, porque Tiburón vuelve, y luchando con James para ser el héroe de su propia historia: empieza como el hombre del saco siniestro que ya era, un payaso demente y gigante callejeando en los carnavales de Río, y acabará encontrando el amor en una muchacha de rubias coletas mientras no deja de perseguir a 007.
Probablemente sea a la vez el momento más puro y más ridículo de toda la saga Bond, aquel en el que un gigantón y una mujer chiquita van a abrazarse mientras el sentimiento le gana la partida a la razón.

A su lado, el propietario de la Moonraker, el empresario Drax, parece mucho más aburrido, pero lo es solo en apariencia, como demuestra el fondo juguetón de villano europeo refinado, ridiculizando las costumbres inglesas mientras juega con recursos a su antojo. Un verdadero placer ver a al Bond Roger Moore enfrentándose a otro villano en competición de honor como el tiro, y dándose cuenta rápido de que ahí se apuesta la vida.
Y en otro lado, del lado de los buenos, aunque con malicia de villana, estaría la agente Holly, la clase de mujer capaz de torear a James sin despeinarse a la vez finge no interesarle lo mismo que a él. En un momento vemos todos sus gagdets hábilmente ocultos, pero... no, es la deliciosa sonrisa irónica de Lois Chiles la verdadera arma secreta.

El carrusel de imágenes es tan veloz, pero tan alucinante, que posiblemente sería un crimen buscarle sentido. No lo tiene, alguna vez lo tuvo, pero no es importante, porque estás acudiendo a uno de esos tours mundiales que no salen en las guías.
Uno donde en un segundo esquivas a un lanzador de cuchillos profesional que surge de un ataúd en góndola al más puro estilo Drácula, y al siguiente estás siendo seducido por las amazonas casi divinas en una cueva irreal bajo una pirámide azteca.

'Moonraker' tendría un suspenso en realidad.
Pero menos mal que es cine, donde no hay límite para la fantasía.
Charles
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