Pondré mi granito de arena, concretamente en un término medio de la escala ya que en esta ocasión Allen no me ha llegado a ganar. Todos sabemos que es un intelectual, todos sabemos a estas alturas lo que vende el maestro judío en sus películas y a nadie le debería extrañar el viaje al pasado que realiza a través de Owen Wilson. Hace 30 años la hubiera protagonizado él mismo, no tengo ninguna duda, hubiera sido él el que se mezcla con todos los personajes que se paseaban por los años 20 ern la capital francesa. ¿He dicho capital francesa? Más bien capital de la cultura mundial, y aunque lo dude el que sea, sin problemas se puede afirmar que era la verdadera época dorada.

Hace gracia, por lo que me toca a mí, ver a Picasso, a Buñuel y a Dalí.... Incluso encontrarase a Hemingway tiene gracia, y bien cierto es que quien no lo conozca ya puede salir corriendo. Pero todo lo demás se me escapa, las idas y venidas al pasado y presente sin alguna otra razón que el azar, sin ningún mecanismo por estúpido que sea, simplemente esperar en unas escaleras la media noche. Y no sólo eso, la historia con la adinerada prometida es algo pobre, ni siquiera alcanza el nivel de humor que espero de Allen. No es un despropósito, tiene su gracia, desde luego, está bien hecha, también sin duda, pero no me parece ni mucho menos una gran película.