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España España · Madrid
Voto de horacio:
9
Ciencia ficción. Intriga. Thriller En el año 2022, la población de Nueva York, unos cuarenta millones de habitantes, vive en condiciones miserables. La humanidad ha contaminado y calentado el planeta hasta el punto de que las plantas y los animales prácticamente han desaparecido, y el único sustento disponible es un alimento sintético a base de pláncton, el 'soylent green'. Un día, un caso de asesinato lleva al duro policía Thorn y a su viejo amigo Roth hasta la empresa que lo fabrica. (FILMAFFINITY) [+]
9 de abril de 2008
14 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tiene muchas virtudes, y entre éstas destaca la actualidad de la denuncia, pues la película de 1974, no más empezar advierte que en 2022, la contaminación y los despropósitos contra la naturaleza dejaron el planeta hecho un desastre espantoso. A su vez describe las diferencias de clases en medio de tanta miseria, la mujer como mercancía tan cara y deliciosa como un buen trozo de buey, aunque muestra que también existen hombres duros capaces de unir el placer de la carne con el respeto hacia la persona.

Es una pena que el gran intérprete de tantas buenas películas, Joseph Cotten tenga una participación tan breve, aunque estelar. Y en cambio, deslumbra la participación coprotagónica de Edward G. Robinson, quien a sus 80 años realizó con ésta su película número 101. En el rodaje le hicieron una fiestecilla con champán y una gran tarta con el número 100: por superstición no añadieron la peli que aún no habían terminado. A la fiesta asisten los actores con su ropa de rodaje. Allí estaba el pequeño Eddie echándose un pitillo. Se le veía bien. Unos meses después iba a recibir su primer Oscar por toda la carrera, nada menos que 50 años en el cine. No llegó a tiempo, murió dos meses después de esta película, al parecer sin sufrimiento: se apagó como apagaba sus cigarrillos, suavemente, sin aplastarlos.

Fue un gran actor recordado por sus diversas creaciones de gángster, pero la verdad es que compuso una galería muy completa de personajes buenos y malos, generosos y avariciosos, degenerados y nobles. E incluso alguna comedia: pequeño y feo, nadie hubiera pensado que este Goldenberg, judío de la Europa del Este, llegara a brillar de tal manera, a ser disputado por los mejores directores de la época.

Para los espectadores que aman la poesía del cine, aquí hay una inolvidable secuencia en la que Robinson parece despedirse de todos y de todo de la mejor manera posible, de una manera que sólo el cine podría permitirle.

A su lado, Charlton Heston está muy sobrio, muy contenido en sus habituales desafueros de machote "abran paso que ahí voy yo", y es muy dulce y hermosa Leigh Taylor-Young, una prostituta esbelta de tan alta calidad que es considerada "mobiliario" del rico que la acoge.

Y como broche, el siempre singular director Richard Fleischer se permitió realizar al mismo tiempo una de ciencia ficción que es un policíaco negro y a la vez un emotivo melodrama que no se corta un pelo a la hora de entristecer a los palomiteros.
horacio
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