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España España · Barcelona
Voto de Jordiantich:
10
Documental En enero de 1972, la gran Aretha Franklin actuó durante dos días dando un concierto de gospel en la Iglesia Bautista Misionera New Temple en Watts, Los Ángeles, grabando lo que se convertiría en su álbum más vendido, "Amazing Grace". Las sesiones fueron filmadas por un equipo de rodaje liderado por el director Sydney Pollack, pero el material de archivo terminó en una bóveda y ha sido durante 4 décadas uno de los tesoros ... [+]
1 de abril de 2021
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Nueva York. Semana Santa de 2019. Los conciertos de Gospel en las iglesias protestantes se suspenden para el público -no así para los feligreses de la parroquia- durante el período pascual, así que Martha y yo nos vamos a dar un paseo por el Soho. Una vez allí, ¡oh sorpresa! La providencia hizo que unos pocos días antes se hubiera estrenado en los cines "Amazing Grace", el documental montado y sincronizado por Alan Elliot a partir del material que Sydney Pollack había rodado previamente, en el lejano 1972, durante dos noches memorables en las que Aretha Franklin ofreció sendos conciertos ante su padre, pastor protestante, y sus amigos y amigas de la infancia. Entramos en la sala.

Allí estábamos Martha y yo, escuchando a la Reina del Soul, la Hija del Predicador. Y en Nueva York, compartiendo platea con el Reverendo James Cleveland; y con Mick Jagger, Charlie Watts y el propio Sydney Pollack. Fue una velada inolvidable por lo espontáneo de la sesión y por la calidad sublime del documental (pese -o gracias a...- haber sido rodado hace casi cincuenta años). Piel de gallina. A ratos lágrimas en los ojos. Mientras, iban sonando "Wholy Holy", "Take my Hand Precious Lord", "Mary, Don't You Weep", "A Change is Gonna Come"....

Dimos gracias a Dios porque aquella tarde no hubiéramos podido asistir al concierto de Gospel en la iglesia de Harleem. Y porque quedara en el Soho uno de esos pocos Palacios de los Sueños que aún siguen en pie: el Angelika Film Center & Cafe. Y sobre todo, porque en su pantalla brillara Aretha Franklin, cantando a los cuatro vientos su "Amazing Grace", ese don con el que Dios o la Naturaleza la dotó para que pudiera embellecer nuestro existir. A la salida, en Houston Street, un músico local nos ofreció su maqueta por diez dólares. La compramos. El alma de Aretha sigue latiendo.
Jordiantich
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