Cualquier adaptación es posible hoy en día. Lo único que le importa a Hollywood es que la gran mayoría de los estrenos nos suenen de algo, aunque sea vagamente. Aun así, parece raro que hayan querido hacer una versión de un más que antiguo videojuego de arcade infinitamente menos popular que otros y en el que tan solo había animales gigantes rompiendo edificios.
Para vender la moto un poco más, tenemos a Dwayne Johnson como protagonista. Este saco de músculos alterna comedia, acción más o menos seria, y cine familiar.
Me estaba echando a temblar al principio. Tras el prólogo, nos muestran a un grupo de científicos de expedición, con pinta de lerdos. Con esto, que me estaba recordando mucho a la nefasta secuela de "Jumanji", y me olía a producto de comedia basura.
Por suerte, peinetas de gorila albino aparte, el humor no es el centro de la película. Se trata de una producción de aventuras y efectos especiales con bichos de destrucción masiva, esta vez en Chicago. Es una de esas que están pensadas para comer muchas palomitas y pensar poco, mientras los personajes corren o son comidos y se generan toneladas de escombros virtuales.
Esta vez por lo menos se han inventado una explicación para que los bichos vayan del tirón a la ciudad y no se queden en otro sitio.
Otra cosa que me ha gustado es ver a Johnson batirse a chulería con "Negane", algo que es cuanto menos curioso.
De todas maneras, aunque la película no tenga el tono humorístico que me temía, y a pesar de que las secuencias de acción estén bien hechas, el resultado no es muy destacable.
El argumento es pobre (cosa esperable), y el espectáculo de destrucción se limita sobre todo al último tramo. No destaca mucho entre todo el cine fantástico que nos llega, porque ya estamos demasiado acostumbrados a este tipo de películas, y ya es muy difícil que nos impresionen como pasaba al principio. Si esto hubiera salido hace 20 o 25 años, otro gallo cantaría.
Se queda simplemente en una película del montón, que me ha entretenido mientras la estaba viendo, pero que seguramente se me habrá olvidado de aquí a tres semanas o menos.