Tanto DC como Marvel han demostrado últimamente que salirse por la tangente puede llevar al fracaso de crítica o de taquilla. Excederse con el humor puede ser un gran error (“Thor”, “Abogada Hulka”). También puede serlo pasarse con el desarrollo de los personajes (“Eternals”).
No está la cosa como para perder más millones, así que con este héroe que casi nadie conocíamos, han ido sobre seguro.
Un poquito de prólogo y aparición de personajes principales, y pronto estamos en un festival de peleas épicas y efectos especiales, tanto que no da tiempo para casi nada más.
Dwayne Johnson se basta con sus músculos y cara para estar bien. Después nos muestran a un nuevo grupo de héroes. Y con la acción les basta para enseñar sus poderes. Nada de flashbacks o conversaciones aburridas para conocerlos. Hoy día ya da igual.
De ellos, destaca Pierce Brosnan. No está tan fuera de lugar como podría parecer en un principio.
Y no se puede decir mucho más, salvo que da lo que el público de este género pide, sin engañar ni decepcionar. Entretiene mucho sin pasarse con la duración, el humor o secuencias inútiles. Es puro cine de espectáculo como el que solíamos encontrarnos con los superhéroes, y que llevábamos cierto tiempo sin ver. Yo por lo menos me lo he pasado bomba viéndola, y con eso es suficiente.
Muy bien por ese director paisano nuestro.