Aunque no la vi en su momento porque me pilló muy pequeño, he tenido la oportunidad de disfrutarla mucho después. Y así ha sido mejor, pues no es una serie para niños.
Su historia es dura, dramática y profunda, siguiendo durante años las vidas de sus protagonistas, unidos y separados a la fuerza por la Guerra de Secesión americana.
Desde la formación militar en West Point hasta el conflicto, la serie se centra principalmente en sus personajes, aunque por supuesto, sin dejar de lado todo el contexto histórico. Me gustó especialmente la historia de amor prohibido de Kirstie Alley.
Del reparto, destaca un jovencísimo Patrick Swayze, en el papel que yo diría que le lanzó definitivamente a su éxito en Hollywood, pues es anterior a “Le llaman Bodhi” y “Ghost” por unos cuantos años.
La serie es tranquila y se toma su tiempo para contarnos los acontecimientos, pero no por ello es aburrida. Eso sí, su espectacularidad ha perdido fuerza con los años, algo inevitable si la comparamos con las superproducciones televisivas del siglo XXI.
Por cierto, la música de Bill Conti es buenísima, con todo el sabor de las series dramáticas de los 80 pero también con reminiscencias de cine bélico y épico.