En este tercer viaje a Narnia hay cambios muy importantes que hacen que sea la menos buena de la saga hasta el momento. Aunque aún faltan cuatro libros por adaptar, que por cierto a día de hoy se están haciendo mucho de rogar por ciertos problemas con la producción y con los derechos.
Para empezar, ya no van los cuatro hermanos sino solo los dos más pequeños (que ya tampoco son tan pequeños). Doy por hecho que esto es algo procedente de los libros, pues ya en el final de "El príncipe Caspian" se nos daba a entender que Peter y Susan no iban a volver.
Al menos tienen un pequeño cameo que se agradece. Incluso la bruja vuelve a aparecer, a pesar de que no tendría motivos para estar aquí. Y por supuesto sale Aslan. Hemos de suponer que más que un león es el espíritu protector de Narnia, pues se supone que en Narnia el tiempo pasa más rápido y este león ya tendría que tener el pelo blanco.
Caspian vuelve como rey, y aparece el primo Eustace, que es un niño mimado que no pinta nada en Narnia, hasta que se tiene que convertir en héroe a la fuerza.
Otro factor importante en esta película es que como Narnia está en paz, ya no hay un enemigo poderoso al que vencer en una batalla épica. Está más en la línea de "Percy Jackson" o "Furia de titanes" salvando las distancias. Hay un mal al que vencer pero sin batallas, solo enfrentándose a monstruos y superando pruebas.
Por último, el film es bastante corto para lo que la saga nos tenía acostumbrados, y eso contando que la despedida final es un poco más larga de lo que me gustaría.
Hay buenos efectos especiales, fantásticas criaturas y aventura. Pero todo está muy por debajo del nivel de "El príncipe Caspian", la mejor hasta ahora.
Ahora, a seguir esperando a "La silla de plata".