Muy buen sabor de boca y sensación de buen rollo me ha transmitido esta divertida comedia francesa que con una grandísima simpleza de planteamiento consigue divertir y entretener.
No sé hasta qué punto es real esos prejuicios de los franceses del sur con los del norte pero supongo que puede extrapolarse a cualquier país grande con diferencias entre sus regiones y sus gentes.
Pero se transmite el valor de la amistad y la negatividad de los prejuicios y los tópicos que no sirven para nada.
Los personajes de este pueblo, además de hablar muy raro, son simpáticos y extravagantes a más no poder. Lo que para el protagonista (que por cierto, se parece un poco a Rubalcaba) iban a ser dos años de pesadilla, le hace replantearse su relación con su familia y conocer a gente muy divertida.
Hay escenas realmente hilarantes, como la llegada al pueblo con esa lluvia, o el reparto de correo bajo influencia etílica.
Ya digo que su argumento es simplísimo pero con los personajes y las situaciones se construye una sólida comedia que hace reír (algo que todas intentan pero pocas lo consiguen, por lo menos conmigo), lo cual ya es decir.
Y todo ello con un sentido del humor blanco muy conseguido y que conecta en seguida con el espectador.
Comedia francesa de las buenas, aunque un poquito sobrevalorada también, todo hay que decirlo.