Siendo de 1982, y viendo cómo la hicieron, hay que reconocerle un gran mérito a Jim Henson y compañía. No solo es un ejemplo más de la desbordante imaginación que había en los 80 para el cine fantástico, sino que tuvieron el valor de hacerla con muñecos. Hoy habrían usado ordenador, pero podrían haber optado por la animación clásica también. Sin embargo, se dieron la paliza de diseñar todo esto, sin que nunca se vean los trucos. El resultado es de una estética un poco chocante para la vista, pero es algo que muy pocas veces se ha hecho, y menos para contar una historia así.
Todo está cuidado. Por ejemplo, los malos tienen todos rasgos distintivos individuales. También salen unas criaturas con un diseño absolutamente extraño que a pocos se les podría ocurrir.
La historia es entretenida, un nuevo viaje de un héroe improbable destinado a salvar el mundo con muchas aventuras. Es el arquetipo de mil historias ("Willow", "Star wars", "La historia interminable", "El señor de los anillos", etc.), pero que no me importan que me lo vuelvan a contar otra vez, de otra manera.
No tuve ocasión de ver la película de pequeño en los 80, pero supongo que muchos niños quedarían fascinados, o incluso asustados con algunos de los más feos personajes. También tiene momentos verdaderamente crueles para con los buenos, como lo de la silla en la que les extraen la esencia. Puede que algún infante quedara traumatizado, incluso.
Es una fantasía muy creativa y divertida, con el añadido del mérito de haberla hecho con simples muñecos. Ese mérito a lo mejor hay muchos niños que, si la ven hoy en día, no lo logren entender y piensen que está mal hecha. Pero es que, cuando escribo esto, la película tiene más de 30 años ya.