En esta película no apta para religiosos ortodoxos, Kevin Smith realiza su mejor título combinando humor negro, humor verde, fantasía y filosofía.
Pocos se atreven a cruzar la línea de lo políticamente correcto en lo tocante a cuestiones de religión tanto como lo ha hecho Smith aquí.
Tenemos a la habitual cuadrilla de actores, más o menos famosos, que encarnan una gran variedad de personajes, muchos de ellos irreverentes.
Comentar los excelentes diálogos de la película es tontería. Prácticamente desde que empieza hasta termina, todo son frases geniales, bien sea en el contexto puramente humorístico, o en las conversaciones serias, que también las tiene.
Los actores están geniales. En esta película descubrí a Jay y Bob el silencioso, personajes curiosos que aparecen en casi todo lo de Kevin Smith. Bueno, de Bob no se puede decir mucho (valga la redundancia), pero Jay es el tipo más salido del planeta y está constantemente hablando de sexo, pero con mucha gracia.
Pero en esta locura hay de todo: un apóstol, demonios, una musa, ángeles caídos y hasta un “excremental”, que sale en la escena más desternillante del film.
La polémica que pueda causar, a mí personalmente no me afecta. Es una comedia y como tal hay que tomarla, pero bien es cierto que falta un poco al respeto y puede herir a cierto sector de personas. Smith no se corta un pelo a la hora de juzgar a la Iglesia y darle la vuelta a todos sus dogmas.
La película es divertidísima, con un planteamiento muy original y con un estilo de comedia muy diferente a lo habitual en la que nunca te esperas por dónde te van a salir. Es inusualmente larga para el género, pero no solo no se hace aburrida, sino que es perfectamente apta para ser vista muchas veces y disfrutar sus ingeniosas frases una y otra vez.
En cuanto a Kevin Smith, creo sin duda que este es su mejor título. Aunque “Mallrats” y “Jay y Bob el silencioso contraatacan” también son muy graciosas, no están tan bien como ésta. Y otros títulos ya van en otra línea con la que no se podría comparar.