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España España · L'Olleria ( Valencia )
Voto de Grijander:
2
Romance. Comedia Andie Anderson es una periodista que debe terminar un reportaje poco usual y dispone tan sólo de diez días. Se trata de escribir, basándose en experiencias de primera mano, sobre las cosas que las mujeres hacen sin querer y que provocan el alejamiento de los hombres. Para ello tiene que conseguir que un chico se enamore de ella y luego cometer todos los errores posibles para que la deje. El hombre elegido es el cotizado soltero Benjamin ... [+]
17 de marzo de 2014
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cómo perder a un chico en 10 días es esa típica película que tu novia irá a buscar en el videoclub si no es especialmente aficionada al cine. Una de esas de dos protagonistas resultones que promete gracias ligeras, algún chiste escatológico de bajo nivel, musiquita de fondo mientras los tortolitos experimentan su amor y un sinfín de clichés más.

Donald Petrie dirige la película y lo hace intentando no arriesgar demasiado. Lo que busca Petrie es un producto comercial, convencional y entretenido, una comedia romántica ligera de las de manual. Sin embargo, no da la talla. El director de películas como Niño rico o Miss Agente Especial no aporta nada a un guion ya de por sí flojo. Dicho guion, que corre a cargo de Kristen Buckley, Burr Steers y Brian Regan, plantea la nada innovadora propuesta de los intereses enfrentados de los dos protagonistas, apuesta mediante. La premisa está requemada, pero no por ello es mala, pues la base de la protagonista femenina da bastante de sí. Petrie, sin embargo, no aprovecha el relativo tirón de la chica; lo desaprovecha por querer sacarle demasiado partido, sobreexplotando sus virtudes, convirtiéndolas en defectos. Eso hace que Cómo perder a un chico en 10 días se vuelva repetitiva, tosca y por momentos muy cansina, lo que unido a una duración excesiva, no hacen otra cosa que obligar al espectador a consultar el tiempo que le queda por ver de la película. El hecho de que Petrie no arriesgue se traduce en una sucesión de escenas vistas mil veces, en unos diálogos de un nivel apenas tolerable y en una química entre sus protagonistas que no aparece por ninguna parte.

Kate Hudson es una mala actriz. Puede que no dé más de sí o puede que el tipo de cine que hace no requiera más, aunque ésto último me niego a creerlo. Diría que Hudson no da el mínimo exigible para hacer cine, pero si la siguen llamando será por algo, supongo. Aquí, la actriz de forzadísima sonrisa eterna interpreta un papel que tiene su miga, pero ni ella ni el director saben sacar nada apenas aprovechable. Matthew McConaughey es la otra cara de la película y parece estar ahí como quien espera el autobús, un poco a verlas venir y sin calentarse mucho la cabeza, simplemente cumpliendo con lo que dice el guion y, en ocasiones, ni eso. Thomas Lennon y Adam Goldberg, como secundarios masculinos, son lo mejor de la película junto a Annie Parisse y Kathryn Hahn, que ocupan ese mismo puesto pero en el apartado femenino. En un espacio menor aparecen Michael Michele y Shalom Harlow, con tan poca relevancia en pantalla como buen trabajo. Robert Klein y Bebe Neuwirth cierran con bastante acierto un reparto aceptable pero mal capitaneado.

Resumiendo: cuando una película flaquea en el guion, todo se resiente. Si además, su director es incapaz de cubrir parcialmente los agujeros y, además, crea unos nuevos como la falta de química entre los personajes, la cosa se derrumba al tratarse de una comedia romántica. Si los protagonistas son incapaces de sugerir que su amor es real y su capacidad cómica es nula en la película, está todo perdido. Y eso es lo que pasa.
Grijander
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