Philomena lleva a los cines la historia de una mujer esclavizada por la iglesia y su viaje junto a un periodista para buscar a su hijo perdido. Todo muy chinado y tal, pero basado, en esta ocasión, en un hecho real.

Stephen Frears es particular como poco. Siempre deja su impronta en cada una de sus películas y Philomena, por supuesto, no supone una excepción. Frears nos presenta un relato que vive de los contrastes, de los pasos firmes y de las convicciones sólidas pero móviles. El problema, para mí, es que una historia como esta necesita de una riqueza interior de los personajes sobrehumana, puesto que el protagonismo se reparte al 50% entre las dos caras que vemos en pantalla. Ahí es donde se ven las carencias de Philomena, puesto que todo queda, en los protagonistas, excesivamente difuminado por error, evidenciando que las pinceladas se le han ido de las manos a Frears y se han convertido en golpetazos de brocha gorda en los que pocos trazos de personalidad se revelan como puros y genuinos. Eso ralentiza el relato y, hasta cierto punto, elimina cualquier atisbo de verdad en una historia que, por sí misma, por su crudeza, ya es enormemente conmovedora.

Judi Dench, esa maravilla de la humanidad que nos ha dado el cine, interpreta a la divertida Philomena. Es Dench la que entiende la historia y aporta a su personaje todas y cada una de las riquezas que le puede dar y su interpretación lleva el cartelito de "legendaria", algo que cobra mayor valor cuando vemos que está dentro de una producción aceptable pero que no es especialmente buena. Steve Coogan logró el visto bueno de la crítica y no puedo estar más en desacuerdo con aquellos que aprueban un trabajo que, a mí, personalmente, no solamente me parece flojo, sino que me atrevo a decir que está lejos de imprimir cualquier intensidad y queda por debajo del dibujo de su personaje, lo que ya es mucho decir.

Resumiendo: Philomena se coló entre las nominadas al Oscar a mejor película siendo, para mí, una buena película... pero nada del otro mundo. Pese a que sus carencias son muchas y son ellas las que la alejan de la maestría, sus virtudes también están ahí y tiene a su favor el memorable trabajo de Judi Dench, pero colarla como candidata a un premio que, por primera vez en mucho tiempo, tuvo muchísimo nivel, es como soltarla con un bate de baseball en un estanque de tiburones.