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España España · L'Olleria ( Valencia )
Voto de Grijander:
8
Drama En un elitista y estricto colegio privado de Nueva Inglaterra, un grupo de alumnos descubrirá la poesía, el significado del "carpe diem" -aprovechar el momento- y la importancia vital de luchar por alcanzar los sueños, gracias al Sr. Keating, un excéntrico profesor que despierta sus mentes por medio de métodos poco convencionales. (FILMAFFINITY)
25 de enero de 2013
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
El club de los poetas muertos es una de esas películas que todo el mundo debería ver, al menos, una vez en su vida. No es una obra maestra, ni mucho menos, pero es un intenso melodrama de los que llega al corazón.

Peter Weir, cuyo mayor éxito hasta la fecha era El año que vivimos peligrosamente (protagonizada por Mel Gibson y Sigourney Weaver), dirige El club de los poetas muertos con una sensibilidad casi punzante para el espectador, pues no necesita recurrir a obviedades para construír a los personajes, pues consigue que dé la sensación de que se desarrollan por sí solos. Tom Schulman, uno de los guionistas más serios y que mejor conoce la estructura del guion, nos prepara una historia en la que su simplicidad resulta ser su mayor grandeza. Una historia de amor, pero no de enamoramiento chico - chica, sino de una atracción (fatal, en cierto modo) de unos jóvenes por la poesía gracias a la hipnótica personalidad de un profesor que rompe todas las reglas de un centro en el que la enseñanza se basa en la seriedad, personificando lo que, en cierto modo, hace la poesía con la escritura básica. Peter Weir no busca la grandilocuencia en el aspecto visual, pero desde un punto de vista casi tímido nos deja escenas memorables.

Robin Williams hace un trabajo digno de los dioses. Simpático, tierno, sincero y sobretodo consecuente con sus convicciones. Ethan Hawke, en su primer gran papel, hace una labor sensacional, algo que podría extenderse a todos (o casi todos) sus compañeros del club, empezando por Robert Sean Leonard, el mejor de la película tras Robin Williams. Gale Hansen hace suyo el personaje, intensificando los aspectos más característicos de su personaje pero sin renunciar en ningún momento a sus propias aportaciones. A mi parecer, el más flojo es Dylan Kussman, cuya interpretación se acerca más a la de otras películas de los ochenta (un tanto casposas) que a la de sus compañeros de reparto. Kurtwood Smith nos deja una labor fascinante, que penetra con violencia y dureza en la mente del espectador. Por último, hay que destacar el genial trabajo de Norman Lloyd, un clásico del cine con una carrera tan longeva como su propia vida.

Resumiendo, que es gerundio: El club de los poetas muertos no es la mejor película que verás jamás, sin duda. No obstante, sí es una de las que te hará viajar por una montaña rusa de sensaciones a mayor velocidad, dejándote sin fuerzas para asimilarlar todas y consiguiendo, de este modo, una experiencia única.
Grijander
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