Thriller rutinario que aporta poco al género, con una historia trillada pero que cuyo punto fuerte son las interpretaciones de su trío protagonista. El Rastro del Delito es una producción humilde que busca, ante todo, llegar al espectador con los hechos que nos narra, en una guerra de moralidad y ética social que va más allá del compañerismo existente en un cuerpo de policía.

Matthew Saville (Upright - Serie de TV), director más especializado en TV se encarga de ponerse tras las cámaras y demuestra buen hacer, pero se ve que en cuanto a producciones de cine se queda corto en cuanto al tempo y desarrollo de la trama. Como película, es aseada, pero no aporta mucho al género del thriller y el barullo inicial se va diluyendo cual azucarillo. En cuanto al trato con los actores, sabe moverse, pero tiene buenas mimbres con las que trabajar como es el caso de un comprometido Joel Edgerton (Gorrión Rojo) que debe poner en pie su propio guión y su protagonismo; Jai Courtney (Escuadrón Suicida) hace buen papel antagonista y el veterano Tom Wilkinson (Full Monty) demuestra sus tablas en una cinta cumplidora, con buena realización, pero con escasa ambición para pasar a un nivel superior.

Una producción australiana sencilla, que sin sus intérpretes podría ser la típica película de sobremesa de Televisión Española o Antena 3, pero que es salvada por la tensión interpretativa que estos aportan a la función. Limitada, pero bien interpretada. Historia plana, pero llevadera. Cine simple, pero sin complejos.