Producción italiana que es heredera del cine clásico de su país, con un componente de realismo mágico palpable al más puro estilo Fellini, pero que busca también acercarse a la sociedad actual con los problemas que expone en su narración. Una suerte de cinta rural que se mezcla con la denuncia social y los sueños de libertad que emergen de la niña protagonista, una excepcional interpretación de Maria Alexandra Lungu (La Leyenda del Rey Cangrejo) en su primera aparición en pantalla grande. Además, lo bueno de este tipo de producciones es que en general el reparto suele cumplir con las expectativas, entregando muy buenas interpretaciones de Sam Louwyck (Lukas) y Alba Rohrwacher (Lazzaro Feliz). También aparece Monica Bellucci (El Pacto de los Lobos) como la representación de que los sueños pueden cumplirse, ejerciendo como espejo de libertad en el que se mira la joven protagonista.

Tras las cámaras está la singular y sensible Alice Rohrwacher (Lazzaro Feliz, La Quimera) que demuestra poseer buena mano para dirigir a sus actores, logrando sacar adelante sus películas con solvencia y con calidad. En este caso, la composición de la historia es algo rutinaria, pero la facilidad de la directora para captar lo mejor de cada uno de los intérpretes es innegable, lo que hace que esta cinta sea algo mejor de lo que se aprecia a primera vista. En general, es una producción que destaca por el poder de expresión de su elenco, con una historia singular que no a todo el público gustará, pero que deja poso de buen cine. No es espectacular pero deja regusto de cine clásico italiano, con sus puntos negros, es cierto, pero con una luz que se atisba, aunque sea desde muy lejos. Aún se hace neorrealismo en el cine actual, y la verdad que no ha quedado mal.