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Voto de Siferval:
5
15 de enero de 2024
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Thriller que empieza con potencia, proponiendo un inicio del conflicto impactante y resuelto a ofrecer un espectáculo corto y que no deja apenas respiro. Y por ahí va bien, pero el director Derrick Borte (La Familia Jones) parece que pone la directa y nos presenta todo el desarrollo de forma atropellada, entretenida, pero falta de elementos que sean capaces de mantener una historia y relato que se agarra con pinzas.
Su principal punto negro a primera vista es que parece un telefilme y no lo que se nos vende cuando una película se estrena en cines. Además, el impacto inicial se diluye y la violencia gratuita se deja ver con demasiada facilidad. Está claro que hay un detonante al remolino de acciones que surgen cuando el desafortunado personaje de una convincente Caren Pistorius (Cargo), se topa con un iracundo Russell Crowe (Una Mente Maravillosa). Pero no hay, después de esto, algo que desarrolle el por qué de esa obsesión y falta de racionalidad del villano de la película: simplemente el tener un mal día. Si el espectador olvida este hecho y no quiere indagar en los problemas que acrecientan la ira del personaje de Crowe, se encontrará con un thriller que no para hasta que llega al final de la película. Una especie de huida hacia adelante que no le importa dejar cabos sueltos para terminar dando su merecido al malo de la función, al que por cierto, encarna bastante bien el actor neozelandés logrando robar cada una de las escenas en las que aparece.
Producción de serie B que ofrece lo que el público quiere, sin ningún tipo de ambición nada más que la de entretener. ¿La historia se cae a los diez minutos? Pues sí. Pero es conformista y sabe lo que tiene entre manos, como bien sabe su director, el señor Borte. El desarrollar el villano ya lo dejamos para otro día, que viene haciendo frío (o calor, según donde pille).
Su principal punto negro a primera vista es que parece un telefilme y no lo que se nos vende cuando una película se estrena en cines. Además, el impacto inicial se diluye y la violencia gratuita se deja ver con demasiada facilidad. Está claro que hay un detonante al remolino de acciones que surgen cuando el desafortunado personaje de una convincente Caren Pistorius (Cargo), se topa con un iracundo Russell Crowe (Una Mente Maravillosa). Pero no hay, después de esto, algo que desarrolle el por qué de esa obsesión y falta de racionalidad del villano de la película: simplemente el tener un mal día. Si el espectador olvida este hecho y no quiere indagar en los problemas que acrecientan la ira del personaje de Crowe, se encontrará con un thriller que no para hasta que llega al final de la película. Una especie de huida hacia adelante que no le importa dejar cabos sueltos para terminar dando su merecido al malo de la función, al que por cierto, encarna bastante bien el actor neozelandés logrando robar cada una de las escenas en las que aparece.
Producción de serie B que ofrece lo que el público quiere, sin ningún tipo de ambición nada más que la de entretener. ¿La historia se cae a los diez minutos? Pues sí. Pero es conformista y sabe lo que tiene entre manos, como bien sabe su director, el señor Borte. El desarrollar el villano ya lo dejamos para otro día, que viene haciendo frío (o calor, según donde pille).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
A ver, algo falta en el desarrollo del villano, porque no desencadena todo lo que hace por un mero cruce de palabras en un atasco, dejando sólo un escueto: "He tenido un día peor". Posiblemente despedido de su trabajo, aunque no lo indican en la historia, parece que es algo se deja caer. Aquí, el guión pierde la oportunidad de desarrollar un personaje que parecía, a priori, muy potente y que transforma en un mero psicópata para llegar al fin de la función sin ningún contratiempo.