Serie que no destaca en nada especial, quedándose en un mero trámite para dar entretenimiento a todo aquel que sea fan del MCU. En este caso, la trama se basa en una serie de cómics que a priori es más ambicioso que lo que la serie muestra. Al final parece que se queda en una anécdota en la que prefieren no dar cuentas a ninguno de los superhéroes del resto del universo. Con Nick Furia parece bastarse para acabar con la amenaza.

En términos generales, y en plan serie de espías e intrigas cumple a la perfección. Es más, si no tuviera nada que ver con el MCU, sería hasta una serie más competente. Y aunque el resultado no sea malo, parece que carece de ambición y esto parece lastrar la serie de principio a fin. A nivel narrativo es cumplidora, con un eje vertebrador en la relación de Furia con el pueblo skrull, algo que se desvela vital en el devenir de la forma de ser del personaje del parche. Como buen profesional, Samuel L. Jackson (Django Desencadenado) se enfunda el traje de espía hasta las últimas consecuencias y se acompaña de unos estupendos Ben Mendelsohn (Rogue One) y Olivia Colman (La Favorita) para detener una amenaza casi indetectable. A ellos se unen Emilia Clarke (Juego de Tronos) y Kingsley Ben-Adir (Barbie) como el villano de la función. Dirige Ali Selim (En Terapia), un realizador especializado en series, que cumple con la misión de adaptar estas aventuras un poco descafeinadas de Nick Furia y sus colegas skrulls.

No aporta mucho al género y se queda como una serie sencilla, directa y con buena producción.