Puedo sentirme culpable de disfrutar de estas típicas películas de Hugh Grant (Paddington 2), pero es innegable que muchas de ellas cuentan con un humor elegante alejado del tipo escatológico y malsonante que tanto se usa en producciones cómicas de los últimos años.
En este caso, el director Marc Lawrence (Amor con Preaviso) vuelve a contar con el actor británico (su actor fetiche) para encabezar esta película de agradable encanto donde nuevamente podemos ver al Grant indeciso que tanto conocemos. A él le acompaña un oscarizado reparto que aporta gran carisma y profesionalidad a la película: Marisa Tomei (El Luchador), Allison Janney (Yo, Tonya) o J.K. Simmons (Whiplash). Con el poder de este buen cast, el director deja que los actores lleven la película dando casi todo el poder a un Grant en su salsa, haciendo un papel que quizás hemos visto en tantas películas suyas, pero que cuenta con la capacidad de caer siempre bien.
Es esta una cinta agradable, que no aporta cosas enormes, pero deja un buen puñado de frases inteligentes con un humor de buen gusto, muy acorde con lo que el actor inglés representa de cara a la gran pantalla. Es ágil a la hora de desarrollar su historia, sin embarullarse en sus sencillas tramas y va directa al grano sobre lo que quiere contar: la enseñanza como bálsamo de una vida de éxito venida a menos.
No es la más original de las películas y quizás le falte algo más de ambición en la dirección, pero es amable y hará las delicias de los seguidores de Hugh Grant y de las comedias con buen gusto para el humor.