Desafortunadísima continuación, esa es la definición perfecta para esta desastrosa segunda parte de la maravillosa y trepidante "Speed".

Volvemos con más de lo mismo pero peor resuelto. La historia podría haber tenido un mayor interés y un mayor pulso narrativo si el guionista se hubiera preocupado mucho más de dotar de vida a la narración en vez de tratar de encajar en el guión situaciones destructivas, trepidantes e increíbles por todos lados para luego usar una gran cantidad de efectos especiales, que sólo brillan en la última parte.

Se nota que los responsables de la película sólo quería amasar cantidades ingentes de dinero (y les salió el tiro por la culata porque la cinta en USA sólo recaudó 49 millones, habiendo costado más de 160) ya que la realización es penosa, con unos movimientos de cámara que no llevan a ningún lado y que, únicamente, tratan de mostar al espectador una acción que no existe, más que nada porque muchas de las situaciones son absurdas. Además es muy aburrida.

De los actores nada que decir, muy mal todos, un despistadísimo Willem Dafoe como villano de la función, un soso e inexpresivo Jason Patric y una aburrida Sandra Bullock que arruinó su carrera participando es este film, menos mal que ha remontado, y mucho, el vuelo.