Pese a su imperfección manifiesta, estamos ante una película emocionalmente brutal, que toca varias teclas capitales y que, aunque no llegues a entenderlo todo, pues es errática y enrevesada y exagerada y parcial, "Mi vida con John F. Donovan" es un diamante en bruto. No creo que pases por ella y no te deje algo, no te emocione en algún momento o no te afecte lo más mínimo.

A partir de un tema central como es la brutalidad que conlleva la fama, catalizadora siempre de los problemas que cada uno lleve de casa, Xavier Dolan aborda un buen puñado de cuestiones: homosexualidad escondida, sueños irreales que tapan vidas desdichadas, madres castradoras, madres solteras demasiado agobiadas... El problema, como he leído por aquí, es que no logra profundizar realmente en nada y el resultado es algo descafeinado.

Pero hay dos elementos en esta película que son claves para diferenciar las películas interesantes de las vulgares: la apariencia de los personajes y la banda sonora. Aquí, cada personaje tiene su personalidad, son fácilmente recordables y lucen de un modo muy concreto. Y las canciones enfatizan cada momento, en especial, la secuencia en la que suena "Stand by Me" es portentosa. Ay, las madres, aún imposibles y dementes, nada como una madre.

El reparto es otro éxito. A excepción de un Kit Harington que se queda en cueros ante la magnitud de un personaje complejo y poliédrico que demandaba un talento que no tiene, el ramillete de secundarios lustra la película y la eleva. Lo de Jacob Tremblay es para quitarse el sombrero. No soy de niños, pero lo que hace este chico es digno de los actores más consagrados. Desaparece debajo del personaje.

Y luego están las cuatro damas, que pese a sus extensas trayectorias y por muy exagerado que parezca, aquí están en la cima de sus talentos. Sería justo detenerme con cada una de ellas, y escribir largo y tendido acerca de abrumadora franqueza de Portman, del carácter de Bates, del desequilibro de Sarandon y de la frialdad de Newton, pero me limitaré a asegurar que están impresionantes, las cuatro.

Siendo objetivo, diría que “Mi vida con John F. Donovan” es una bomba emocional plagada de errores, tanto técnicos como narrativos; pero, siendo subjetivo, diré que es una bomba emocional tan brutal que sus múltiples errores se quedan en meras anécdotas de un conjunto personal, vibrante e inspirador.