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Vanuatu Vanuatu · Tomando el sol en Arrakis
Voto de Palasaca:
4
Serie de TV. Bélico. Drama Miniserie de TV (2024). 9 episodios. Durante la Segunda Guerra Mundial muchos aviadores del 100º Grupo de Bombardeo (el 'Bloody Hundredth') arriesgaron sus vidas llevando a cabo peligrosos bombardeos sobre la Alemania nazi y lidiando con las condiciones gélidas, la falta de oxígeno y el terror absoluto de combatir a 25.000 pies de altura. Unos fueron abatidos y capturados; otros resultaron heridos o muertos. Y algunos tuvieron la suerte ... [+]
26 de marzo de 2024
6 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Una nota de 7,2 en el momento de escribir esta crítica? ¿Se nos ha ido el sentido común o qué? Supongo que esta nota la habrán puesto adolescentes deslumbrados por las batallas aéreas CGI en plan "Star Wars", porque si no, no me lo explico.

Poner a este panfleto patriotero estadounidense en la misma categoría de "Hermanos de sangre" (2001) es una auténtica herejía o una broma de mal gusto. Entiendo que en los 50 del pasado siglo, a pocos años del final de la II Guerra Mundial y con la Guerra de Corea y la Guerra Fría en marcha, se produjese un tipo de cine patriótico que ensalzase las hazañas de las tropas angloamericanas de tierra, mar y aire durante la última contienda mundial, pero señores, han pasado 85 años (que se dice pronto) desde el inicio de esa guerra que cambió el mundo y a estas alturas hay cosas que no son de recibo.

No puedes hacer en serio una película o una serie sobre la II Guerra Mundial donde los yankis son unos buenos muy buenos y los (pocos) alemanes que salen unos malos muy malos, civiles incluidos, que se dedican a asesinar a los angelicales pilotos aliados que acaban de dejar reducida a escombros su ciudad, matando a miles de sus familiares y amigos, sin pararse a analizar cómo era la sociedad alemana de la época y cómo había sido objeto de un intensivo lavado de cerebro propagandístico (más o menos como los rusos de hoy en día) a partir de unos condicionantes culturales que se remontaban a la unificación alemana del siglo XIX y a la crisis socioeconómica y moral vivida en Alemania en los años 20 y 30, tras perder la I Guerra Mundial. Lo terrible de la Alemania de 1939-45 no es que unos civiles bombardeados llenos de dolor, miedo y odio linchasen a unos pilotos norteamericanos que acababan de cometer lo que hoy calificaríamos de crimen de guerra, sino que antes de eso gente por lo común razonable y civilizada, maestros, médicos, carteros de pueblo, policías municipales, tenderos... acabara en los "Einsatzgruppen" nazis asesinando a mansalva a eslavos y judíos en la Europa del Este o escupiendo y tirando piedras a los prisioneros de las "columnas de la muerte" evacuados de los campos de exterminio ante el avance ruso. Y ya puestos, ni mú sobre las brutalidades (puede que justificadas, pero brutalidades al fin y al cabo) cometidas por las tropas de Stalin en su rápido avance por Prusia contra miles de mujeres alemanas violadas y asesinadas.

Pero nada de eso aparece en esta serie, todo lo más, un leve lamento porque a la hora del bombardeo de una ciudad alemana, un domingo al mediodía, "habría mucha gente saliendo de la misa en la catedral", y agradecimiento por lo bien que trataban los rusos a los pilotos estadounidenses caídos en sus líneas tras ser derribados al bombardear Berlín. Ah, sí, a modo de justificación por el bombardeo sistemático de las ciudades alemanas (Hamburgo, 27 de julio de 1943, 37.000 muertos; Dresde, 13-14 de febrero de 1945, 40.000 muertos, etc.), el piloto rescatado por los rusos "descubre" el salvajismo de un campo de concentración (pero solo unos barracones, no sea que la audiencia estadounidense se traumatice).

Y todo esto por no hablar del (inexistente) guion. Al espectador le es imposible empatizar con una panda de guaperas chuletas de los que (a diferencia de "Hermanos de sangre") lo desconocemos casi todo: no se nos muestra la vital fase del entrenamiento, donde se forjan amistades y espíritu de cuerpo, ni se nos habla de sus convicciones, ni de sus primeras experiencias formativas en el aire. Simplemente, aparecen dos de los protagonistas (ya oficiales) bailando con una rubia ("topicazus maximus") en un bar en EEUU y de ahí a Inglaterra a soltar bombas. No hay un hilo conductor claro en las experiencias vitales de los pilotos, ni queda bien dibujada su carrera y ascensos, ni sus relaciones familiares, nada.

Y ya en el aire, se tira de CGI de manera abrumadora, repitiendo esquemas de acción una y otra vez (despegue, flak, ataque de cazas, bombardeo, motores dañados, evacuación o retorno por los pelos...), mostrando enjambres de cazas realizando maniobras imposibles entre las formaciones de bombarderos (calificadas de "suicidas" por expertos en la materia que han analizado la serie) al punto de que te terminas preguntando cómo es posible que un artillero con una ametralladora de 12,7 mm en una torreta o en una ventanilla lateral pudiera acertarle a un caza alemán que pasaba a unas decenas de metros (¡!) a casi 600 km por hora y sin atizarle al bombardero más cercano (en las escenas el "fuego amigo" sería casi inevitable tal y como recrean los combates aéreos). Ahí tenemos a esos P-51 Mustang también revoloteando entre los bombarderos cuando en realidad estaban situados por encima de ellos (a unos 2.000 metros) para mejor proteger a las formaciones aliadas...Y por cierto, se ve que a los productores se les acabó el presupuesto para cazas, porque entre esos escoltas no solo había P-51 sino también muchos cazas P-47 y P-38 que ni aparecen, ni siquiera en la fantasiosa secuencia del cielo de Normandía lleno de aviones.

Entre medias, entre bombardeo y bombardeo, escenas de cantina, de psicólogos en mansiones, de agentas secretas ligonas que no se sabe a qué se dedican, fiestukis y folleteo. Ah, sí, y unos niños repelentes ingleses estorbando por ahí. Por cierto, ¿qué fue del perro? Al final, resulta que los episodios más entrentenidos son los dos últimos, cuyo núcleo es un sincero homenaje a ese peliculón de los años 60 titulado "La gran evasión" (1963).

Ya de la pastelosa banda sonora “épica” y de las escenas de los títulos de crédito con filtros recargados mejor ni hablo.

En fin, le pongo un 4 por el magnífico trabajo de recreación de los bombarderos y cazas así como por el detalle puesto en uniformes, equipos y procedimientos, pero es que falta lo esencial de una producción audiovisual: una historia y unos protagonistas bien definidos. El resto son fuegos de artificio.
Palasaca
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