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Voto de José (FullPush):
8
Romance. Drama Adèle (Adèle Exarchopoulos) tiene quince años y sabe que lo normal es salir con chicos, pero tiene dudas sobre su sexualidad. Una noche conoce y se enamora inesperadamente de Emma (Léa Seydoux), una joven con el pelo azul. La atracción que despierta en ella una mujer que le muestra el camino del deseo y la madurez, hará que Adèle tenga que sufrir los juicios y prejuicios de familiares y amigos. Adaptación de la novela gráfica "Blue", de Julie Maroh. (FILMAFFINITY) [+]
12 de diciembre de 2014
12 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Crítica instructiva:

Ya sea el amor una apuesta pascaliana, una ficción lingüística, una convención social o un ideal por el que hay que batallar, lo cierto es que cualquier palabra está de más a la hora de acotar y definir ese inefable agente que nos somete a su antojo para devolvernos un reflejo de la sed y la dependencia. A amar se aprende amando, ciertamente, y las cosas no son como las pintan las comedias románticas o los libros de autoayuda (¡gracias a Dios!). Supongo que somos mayorcitos para creer en cantos de sirena y que la vida poco a poco nos habrá enseñado los colmillos para no creer a estas alturas que todo es fácil, que el amor todo lo puede, que el conflicto entre personas es caquita y hace daño... No, si antes he dicho "batallar" no fue por gusto, sino porque al margen de la idealización que realicemos en torno a este concepto vital, la lucha siempre existe, como existe el eterno dilema entre resbalar alegremente por la vida o convertirse en un motor de lágrimas, y es que los humanos somos muy de extremos. Sin embargo, la clave, creo, consiste en conocerse, no tanto en conocer al otro, que ha de permanecer en cierto modo misterioso, siendo un Otro, como digo, pues la convivencia es traicionera y eso de ser sinceros hasta el insulto una gilipollez. Comedias y silencios, que se dijo en su momento, el amor es estrategia sin quererlo.

Toda esta introducción para presentar a Adèle, una jovenzuela que comienza su andadura en los dominios del amor, el del inicio, el que se gesta desde la inocencia, la curiosidad y la ignorancia, el que deja huella y quema, quema, quema, en suma. Hace falta un rodaje, anunciábamos, y es un error común del grueso social aborregado pensar que lo que nos falte humanamente será lo que nos venga a regalar nuestra pareja, como si existiera aquello de almas gemelas que se complementan e historias varias para no dormir de los suspiros y la espera principesca. Pero no, sabemos que las relaciones duraderas son así porque claudicamos día a día, poco a poco, en pos de una comprensión que el mundo mira raro, tal es el empuje acomodaticio que se nos sugiere... Al hacer del amor una transacción más, el producto personal es reemplazable por las mismas leyes del mercado en el momento que no estemos satisfechos con su rendimiento. ¿Y quién está contento? ¿Alguien? Sólo los idiotas. El estado natural del ser humano es la insatisfacción, la intriga, la búsqueda, pero ¿de qué? ¿Acaso hay algo que encontrar? Son estas preguntas las que uno debería formularse alguna vez en su vida intentando exprimir su más profundo sentido, que será el que cada uno le dé, claro, si bien la esencia es parecida: somos niños mimados.

De este modo, a base de insistir en que "la cosa" debe funcionar según parámetros establecidos por el imaginario social, nos volvemos locos ideando alternativas que son sueños imposibles, reductos utópicos en que la gente se lo pasa bien constantemente y no conoce el sufrimiento, por lo que la respuesta es retirarse, exigir garantías al inicio e indemnizaciones postraumáticas. Pero ¿qué vas a garantizar en un mundo que es cambiante, donde la monotonía emocional es un estadio último de mucha ingeniería psicológica? Es fácil ver, en consecuencia, lo limitado de las relaciones humanas, las cantidades ingentes de seguridad en uno mismo que supone estar a gusto con otra persona que te invada y colonice. Hay que aprender a mentir por el bien de los dos, mantener esa distancia paradójica que requiere la simbiosis no parasitaria. Comedias y silencios, repito, y no es sermón de iglesia, es sólo una opinión muy necesaria cuando miro el panorama de egoísmo que reclama la atención y rellenar esos vacíos que compete a cada uno rellenar. Si no tienes nada dentro, colega, ¿cómo vas a mantener la llama que se apaga sin remedio? Tendrás que ser primero un fuego, aprender a hablar desde muy lejos, como fruta madura que se ofrece para compartir conocimiento. Y luego, obviamente, están los cuerpos, que también hablan.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
José (FullPush)
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