Suspenso psicológico interesante que no logra ser sobresaliente, al carecer de una fluidez más que efectiva, entre partes de una narrativa seccionado con momentos paralelos o aferrados en un pasado tortuoso, que no siempre confluirán en un buen término, al caer en cuestiones claramente predecibles y que no denotan real trascendencia, en particular para un thriller. No implicando tampoco un fiasco, en virtud de la oxigenación esencial otorgada por una interpretación principal asombrosa, dotada de fuerza bestial y llena de fascinantes matices, viéndose potenciada, además, por planos resueltos de maravillosa factura, al crear una atmósfera centrada en un ente fuera de serie.

A título personal, siento que esta película es traicionada un poco por las expectativas, tanto del retorno del director M. Night Shyamalan, como de lo que proyectaba un tráiler potente, al hablar de un hombre cohabitado por 23 personalidades, permeando fuertemente las imágenes previas al film. Ahora bien, ciertamente deben ser muchos los que fueron cautivados por esta y que mi impresión les podrá parecer venida de una isla distante y solitaria, drásticamente discordante a la opinión de algunos, inclusive al confesar que he disfrutado de muchas de las creaciones de este director, pero para mí, sinceramente, no alcanza a cumplir con lo que esperaba, tanto de la mano de un director conocido, como de una película que podía dejar una marca perdurable y reconocible en el tiempo. Por tanto, la califico como una interesante propuesta compuesta de altos y bajos, destacándose claramente la notable actuación de James McAvoy, pero que en su conjunto no logró cautivar mi mente más allá de su duración efectiva en la pantalla.