Debo confesar que no soy de los admiradores de Paolo Sorrentino. Su film “La Gran Belleza” no me impresionó especialmente y nunca entendí porque le dieron el Óscar a la mejor película de habla no inglesa. Lo mismo me pasó con “La Juventud” ambos productos dotados de pedantería que simula ser arte puro.

Pero esta serie definitivamente me ha dejado boquiabierto tras el visionado de su piloto. Todo en el es perfecto: su dirección, su guión, la fotografía, la música y en general el diseño de producción. Vale destacar las actuaciones, encabezadas por un Jude Law que está inmenso en su papel de un Papa bien particular que será el dolor de cabeza de los poderosos que gobiernan tras bambalinas en el Vaticano.

Ácida, mordaz, critica, con apuntes de humor puestos al servicio de la historia y de los personajes para hacerlos vivos y reales. Llena de imaginación con imágenes oníricas dotadas de mensajes sugerentes que a veces también se sienten muy directos y críticos ante la doble moral de la Iglesia.

Sin duda no dejará a nadie indiferente y estoy seguro que pasará a la historia como una de las mejores miniseries de todos los tiempos. Sorrentino por su parte ya lo doy como ganador de un Emmy...(Eso, claro está, si los episodios porsteriores siguen tan maravillosos como el piloto).