Con una estética que simula o copia las películas indie norteamericanas de principios de los 90, y un protagonista que también hubiera encajado perfecto en las mismas, Billy O'Brien, logra una película de terror rarísima, muy original, un poco absurda, pero que vale la pena.
La historia de John un muchacho que tiene pánico de convertirse en una asesina serial, debido a que siempre ha estado obsesionado con ellos y que además cumple con los patrones psicológicos de estos, para colmo en su ciudad empiezan una ola de asesinatos y él descubre quien es el asesino.
La película se sostiene bien, logra ser perturbadora y morbosa, podría haber tenido más humor negro, que está ahí pero no tanto como debería en una historia que en el fondo no se puede tomar demasiado en serio.
Lo mejor es su originalidad al retratar un tema clásico como lo es el de un joven enfrentándose a un monstruo.
Lo peor es que ese final resulta demasiado absurdo, aunque a decir verdad dan ciertas pistas para que uno vaya oliendo por donde viene la cosa, igual como que está de más.