Con una premisa muy interesante, no por el tema que ya es un subgénero en sí mismo, ni siquiera por ser un parodia, sino por satirizar a la sociedad cubana a la que muestra como perezosa, oportunista, hipócrita y miserable tanto económica como moralmente.
El coraje es evidente, si bien su crítica al régimen podría ser más corrosiva aunque tampoco es tímida.
Falla en lo desparejo de su humor, que por momentos es reflexivo e hilarante a la vez, y por otros básico y burdo, también en los momentos dramáticos con su burlona solemnidad.