A toda nuestra generación debe atraernos este homenaje a los recreativos que busca psicología y humor en este rompedor despreciado, 30 años de ir y venir a los que darle vida después del trabajo, se abre pues una historia que promete sobre la aceptación y el reconocimiento, consigue huir de las etiquetas y encuentra entonces la originalidad de las grandes películas de animación que ha dado el cine moderno, productos perfectamente estudiados para llegar a todo tipo de público contando cosas buenas.

La obsesión por una medalla para cambiar la rutina de la indiferencia dibuja una aventura de los 90 que se puede decir que aguanta la esencia tratando de perfilar un héroe ante su oportunidad para serlo y encuentra un curioso contraste con los videojuegos de última generación, lo que ocurre es que según va descubriendo mundos, va quedando toda esa frustración y necesidad en segundo plano, se desata el caos acompañado por otro secundario de gran tirón comercial que no me convence, algo similar a lo ocurrido con "Buscando a Nemo"...

La amenaza del ciber bicho queda en muy poco, se hace muy predecible y agota en el ambiente de las carreras, pero también es verdad que se guarda una buena bala para el final y que va sumando personajes que siempre aportan dinamismo y valores que se definen en medio de una fantasía activa, esa niña error de programa obliga a tomar decisiones y sabe cerrar el círculo de tanto personaje, "¡Rompe Ralph! cumple con las demandas de un espectador medio, y se lleva el aprobado de uno que ya haya tenido experiencias de todo tipo en el cine, ya que la película no cae en el desastre de otras tantas con buenas ideas originales que se dejan llevar ante la accesibilidad de tanto mundo tecnológico.