Las industrias de la animación encuentran otro campo en el que recrearse, la creación de una película de cavernícolas no supone una historia original, se puede decir que es una mezcla de películas ya vistas, y además de mayor calidad, pero encuentran un nuevo mundo de hostilidad y recaudación, es divertida y se puede ver en familia, es dinámica y enérgica, quizás demasiado, pero permite ir avanzando entre peligros mientras el padre trata de ser ese protector de la vieja escuela, y tan vieja... lo que se contrarresta con el sentido de la curiosidad con el fuego como elemento principal y un humor salvaje que a veces deja buen sabor.

El fin de los tiempos es el motor de un largo viaje con criaturas demasiado irreales y coloridas para que escape esta familia de frentes huesudas, muchas veces dan ganas de que llegue el fin del fin, los modales y otros valores cansan, y luego ni roncan ni se tiran pedos, por lo que queda el recurso del chico del cerebro, en cambio, tiene una escala evolutiva digna de admirar, sin dudas lo que más favorece a la película, el camino del sol, la huida de la oscuridad, obliga a avanzar como especie, a aprender y a adaptarse, a sobrevivir... la aventura prehistórica deja buenos detalles de la evolución.