Francamente ameno film de acción, donde Mel Gibson campa a sus anchas en una película hecha a su medida.
Bien narrada, aunque con momentos muy exagerados y poco creíbles, la cinta se sustenta en el buen hacer de sus intérpretes y su evidente falta de más ambición que no sea la de hacer pasar un buen rato al espectador. Y a fe que lo consigue.
No hay momentos muertos, la acción no decae y el interés no se desvanece.
Como digo, no hay quien se la crea, tomando el guionista claros elementos de filmes anteriores, sobre todo de la célebre década de los setenta.
Lo cierto es que uno/a se lo pasa bien si no se le exige demasiado, claro.

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