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Voto de Antonio Morales:
9
Drama A la muerte de su hermana Rosa, Tula recibe en su casa la compañía de su cuñado Ramiro. La convivencia entre Tula y su cuñado, al principio, no está exenta de roces y tensiones, sobre todo cuando Emilio, que desea casarse con Tula, pretende que Ramiro haga valer su influencia sobre ella para facilitarle sus planes de boda. Pero Ramiro se siente atraído por su cuñada, atracción que se ve favorecida por la vida en común. (FILMAFFINITY)
29 de noviembre de 2013
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aunque Miguel de Unamuno no era en principio un autor especialmente grato al poder franquista, la propia mala fama del escritor se ofrecía con un intenso valor de cambio en la perspectiva de demostrar los valores aperturistas que acompañaban al despliegue del llamado Nuevo Cine Español. Nada mejor que la adaptación de un incómodo – aunque en realidad nada revolucionario, casi inofensivo a esas alturas -, para demostrar que “algo” estaba cambiando en el cine y la sociedad española. El riesgo para Picazo era llevar al terreno de sus intereses la obra original. El nobel cineasta elude las resonancias más abstractas y filosóficas de la novela, aún siendo considerada una de las más humanas del autor.

La película se centra en la relación de Tula y Ramiro. Comienza en el momento del funeral de Rosa, hermana de Tula y se extiende durante un tiempo en el cual Tula se dedica íntegramente al cuidado de su cuñado y sus sobrinos. Picazo se interesa en clarificar las condiciones bajo las cuales se daba el conflicto de Tula, manifiesto por sus apetencias sentimentales hacia el cuñado, Ramiro y su proverbial rechazo del sexo como manifestación de lo impuro y degradante, escondido por el supuesto respeto a la memoria de su hermana Rosa y el amor por sus sobrinos. Porque es precisamente esto el gran problema que plantea la película, el deseo y su represión por exigencias sociales y religiosas. Por eso Tula intenta refrenar el deseo que sí siente hacia su cuñado y en esta lucha continua lo que vence siempre es la carga moral. La esencia unamuniana de crítica a la religión machista y represora, se mantiene, pues la misma Tula se convierte en su más firme carcelera, aún al socaire de verse condenada a la soledad y la pérdida de su amado.

La película se va construyendo a través de imágenes de la cotidianidad de la vida doméstica y, vemos a una Tula que limpia, cocina, hace camas y plancha. Lo que toma una importancia fundamental en la película y es que ésta necesita un soporte visual donde apoyar el contenido psicológico. Desde el primer momento la tensión en la que viven los dos protagonistas entra a formar parte del ámbito doméstico como un elemento más del día a día. Los personajes están en continuo movimiento, siempre haciendo algo pero no por ello evadidos de esa atracción angustiosa que les impide incluso mirarse a la cara. Tula evita constantemente que sus ojos se encuentren con los de su cuñado como una manera de evitar dejarse llevar por la tentación.

Este transcurrir del mundo doméstico sin interrupciones (solamente hay una evocación del pasado con la lectura de las cartas de Ramiro a Rosa cuando eran novios) refleja también un mundo íntimo exteriorizado no a través de palabras sino de silencios elocuentes y sugerentes. En la mayor parte de las secuencias no hace falta que los personajes hablen para mostrar un deseo sexual incontrolable sino que el silencio, solamente interrumpido por el ruido de un reloj o el grito de los niños en la calle, es capaz de evocar los más íntimos impulsos humanos y cumple además esa función tan importante para salvar la censura que era la sutileza. Aurora Bautista hace el mejor trabajo de su carrera.
Antonio Morales
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