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Voto de Antonio Morales:
4
Drama. Comedia Maravillas, una adolescente de quince años, vive con su padre, un viejo fotógrafo desempleado que le roba dinero a su hija para sus pequeños vicios eróticos. Pero Maravillas cuenta con la protección de sus padrinos, unos judíos de origen sefardita. Cuando desaparece una esmeralda, el principal sospechoso es el padre de la chica. (FILMAFFINITY)
30 de septiembre de 2016
9 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Reconozco que no soy gran admirador de Gutiérrez Aragón, durante el cine de la transición, con la excepción de “Camada negra” un atinado y perverso cuento de hadas, su cine encriptado y academicista nunca me ha seducido ni me ha apasionado, prefiero su última etapa de madurez creativa, su frialdad y desencanto no me transmite ninguna emoción, sólo me sugiere tedio en medio de una representación aparentemente trascendente, pero en el fondo me resulta todo banal, no me interesa nada de lo que me cuenta. Mucho prestigio grandilocuente festivalero que le sirve de vitola de calidad y reconocimiento de la crítica. Los personajes no me producen empatía porque el cineasta está tan preocupado por su discurso filosófico que olvida hacer que los actores nos transmitan una cierta realidad social, el mundo de unos jóvenes desarraigados que se mezcla con una fábula o cuento mágico.

Gutiérrez Aragón siempre me pareció un creador más literario que cinematográfico, incluso ha terminado entrando en la Real Academia de la Lengua. Un cineasta que, en mi opinión, no siempre acierta a exponer sus ideas, trasladándolas a imágenes como aquí con ese transito de la infancia a la adolescencia es narrado en tono de cuento mágico muy personal de Maravillas (Cristina Marcos), una joven y la relación que sostiene con sus amigos y el especial trato de convivencia con su padre (Fernán Gómez), un antiguo fotógrafo en paro, cuya relación paterno-filial parece invertida, ella se comporta como adulto, mientras que él se muestra como un adolescente. Una película de iniciación a la vida, al amor y el sexo, de aprendizaje y supervivencia, de búsqueda de identidad, también es el retrato de una actitud cruel frente a la vida. Todo ello en medio de un paisaje reconocible del Madrid urbano de delincuencia juvenil y familias desectructuradas.

Escrita entre el cineasta y su productor habitual Luis Megino, se adentran en el mundo de la mitología infantil, el cuento y fábula moral que habían iniciado con “El corazón del bosque” su film anterior, una trama llena de elementos simbólicos y retóricos, la intolerancia, la violencia, la religión católica, la judía, Salomón el mago, el realismo mágico con su correspondiente truco, una película compleja que no me ha terminado de gustar, me parece incoherente y deslavazada. Quizás tenga virtudes que no he conseguido descifrar, en todo caso la belleza y la magia que algunos han visto en ella, yo no la he sentido.
Antonio Morales
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