Tim Burton regresa a sus orígenes, resucitando su cortometraje "Frankenweenie", para ampliarlo y mejorarlo con las nuevas tecnologías treinta años después. Resulta difícil que Burton con una personalidad muy identificativa no termine por agotar su universo creativo si lo sobreexplota demasiado. ¿De qué sirve repetirse hasta la saciedad como un medio de rentabilizar una imagen de marca preestablecida?, sería triste y decepcionante.

Desde luego que hasta ahora Burton, un cineasta que se caracteriza por un genuino humor desenfadado, había conseguido siempre reinventar y desarrollar su universo, no se le puede acusar de repetirse, como sí es el caso de Peter Jackson y su trilogía del anillo, con respecto al "Hobbit". Es cierto que Burton no ha estado afortunado en sus últimos trabajos, es posible que pretenda ahora resarcirse de sus heridas, mejorando su cortometraje más genuino, pues en él se pueden ver con claridad todo el universo de Burton.

Esta película se puede entender como un homenaje al cine de terror de la Universal Estudios, unas películas que han hecho historia y ha influido en tantos cineastas, por su peculiar estilo. Concretamente Burton toma la línea argumental de Frankenstein (pero no la de la novela de Mary Shelley sino la de la película de James Whale de 1931), porque la cultura de Burton siempre ha sido más visual que literaria, más plástica que lírica aunque siempre creativa y fascinante. La historia es sencilla y predecible, pero entretiene con detalles genuinos de su autor, que recuerdan al mejor Burton, en cualquier caso la animación sigue siendo un refugio para este creador cuando la inspiración se agota.