Tiene oficio Madden, se nota en ésta Killshot un tanto desigual en sus partes pero que no deja indiferente al espectador. Lo más llamativo es la actuación de Rourke un anti/Brandon de la pantalla. Es decir, un actor con una presencia rebosante que prácticamente opaca al elenco que le acompaña y asumiendo por lo general papeles de perdedor o anti/héroe, adicionalmente, es un actor “limitado” en sus caracterizaciones, un tanto plano y hierático, pero con la suficiente personalidad y estilo para ser convincente en sus interpretaciones. Cuando Rourke se mete literalmente en el papel difícilmente alguien se le iguale. Este outsider de Hollywood se monta sobre sus hombros ésta película y la salva. De antología la relación entre Rourke y su compañero de estafa, dos antípodas que reflexionan sobre la amoralidad de sus actos.