Hacía tiempo que se hacía una historia de amor tan emocionante, sobria, elegante en el cine español. Ante la falta de respeto generalizada del cine comercial al espectador, he aquí una película inteligente, contenida y extraordinariamente bien rodada. Con tanta banalidad en pantalla, bueno es recordar a Breson y a tantos otros grandes del cine olvidados en este marasmo de mediocridad. Gracias Jaime por devolvernos el gusto con 100 minutos de buen, muy buen, cine.
Recomendada para enamorados...