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Voto de Vivoleyendo:
8
Romance. Comedia. Drama Tom aún sigue creyendo, incluso en este cínico mundo moderno, en la noción de un amor transformador, predestinado por el cosmos y que golpea como un rayo sólo una vez. Summer no cree lo mismo, para nada. La mecha se enciende desde el primer día, cuando Tom, un arquitecto en ciernes convertido en un sensiblero escritor de tarjetas de felicitación, se encuentra con Summer, la bella y fresca nueva secretaria de su jefe. Aunque ... [+]
18 de noviembre de 2009
61 de 69 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tom Hansen porta el estandarte de todos los que se han enamorado hasta el tuétano, de los que han notado en el pecho el pálpito de tener delante a esa persona por la que uno se liaría la manta a la cabeza y se arrojaría desde el trampolín más alto.
Tom es el abanderado de quienes se han empapado de una mirada que deslumbra como ninguna, de una silueta que es la más perfecta del mundo en su adorable imperfección, de una sonrisa que ofrece peldaños hacia el cielo, de un cuerpo que tienta con promesas de calidez infinita, de una voz que suena como todas las sensaciones dulces que podamos conjurar.
Pero, mientras él cogía la manta para liársela a la cabeza, y ascendía hacia las alturas para arrojarse desde el trampolín más elevado, Summer sabía que no podía acompañarle en ese trayecto íntimo hacia la euforia de un amor que llega hasta la cúspide. Porque a ella no le había llegado su momento. Porque ella no quería arrojarse junto a él a la piscina.
Ella le dio lo que pudo darle. Pero no pudo seguirle.
Ella no había encontrado su manta, ni su trampolín.
A menudo, muy a menudo, las cuestiones de pareja suceden de esa forma despareja. Mientras uno se siente flotar, y desearía estar así para los restos, el otro no puede despegar. Como mucho, podrá disfrutar del día a día sin querer plantearse un mañana que da miedo y que se muestra plagado de dudas e inseguridad.
Cuando las dudas asaltan y te aplastan... No puedes engañarte. No puedes engañarle.
Y así es como suelen ocurrir esos asuntos. Saltamos de flor en flor, y nunca sabemos dónde vamos a acabar, ni con quién, ni si hallaremos a alguien con quien podamos cogernos de la mano sin temores y avanzar juntos sin querer soltárnosla.
¿Cuántos no sufrimos o hemos sufrido por amor no correspondido, o no hemos hecho sufrir involuntariamente a otros que nos han amado y a quienes no hemos podido amar?
Tom me ha emocionado, porque lo comprendo. Comprendo su dolor, su rabia, su pesimismo que le impulsa a ver a través de un cristal oscuro, a querer odiar lo que adora. Esa máscara de cinismo autoimpuesto, de amargura que convierte el mundo en un páramo de falsedad. Exageramos el dolor y la rabia, y nos volvemos injustos. Todo para tratar de expulsar ese amor enquistado que quema como una brasa inútil.
El tiempo y la fragilidad de la memoria son los únicos aliados que, sin que casi nos demos cuenta, actúan como terapeutas del alma rota.
Y los días están ahí, por delante... Y la vida nos rodea con su explosión vibrante.
Una sincera, imaginativa e intimista comedia romántica sazonada con unos apartados técnicos refrescantes (dinámica fotografía, pegadiza banda sonora y montaje desenfadado), y dos protagonistas, sobre todo Gordon-Levitt, tan próximos que una no puede evitar compararse y sorprenderse pensando que son un reflejo constante de lo que somos todos.
Tom me ha hecho reír y llorar. Con eso lo digo todo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Vivoleyendo
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